"El 7,6% de las adopciones de niños mayores de 6 años se trunca"
La adopción no acaba cuando el niño llega a su nuevo país de la mano de esos desconocidos que son sus padres. En ese momento, la historia no hace más que empezar. El camino es largo y brumoso, y sólo toma cuerpo cuando el niño adopta a sus padres como tales. No siempre ocurre así. Tres estudios sobre la realidad familiar posterior a la adopción realizados con metodología distinta han confluido en las VII Jornadas sobre Adopción Internacional celebradas en Granada.
Uno de ellos, dirigido por Jesús Palacio y un equipo de profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla, revela que el 1% de las adopciones termina en un nuevo abandono del niño o adolescente. La investigación, realizada por encargo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y la colaboración de Andalucía, Madrid y la Comunidad Valenciana, ha seguido la evolución de un grupo de adoptados. La catedrática de Psicología Básica de la Universidad de Valencia Vicenta Mestre ha examinado las variables psicosociales que marcan las relaciones familiares durante la adopción. El tercer estudio, realizado por Ana Berástegui, investigadora de la Universidad Pontificia de Comillas, se centra en las adopciones internacionales truncadas en la Comunidad Autónoma de Madrid. Los resultados coinciden con los anteriores en líneas sustanciales, pero arrojan un porcentaje algo más alto de rupturas, un 1,5%. La proporción se eleva a 6,7% cuando los adoptados tienen más de seis años.
El estudio de Ana Berástegui se ha fijado en los niños adoptados entre 1977 y 1999, una muestra de 1.150 menores y sus nuevas familias. Para hallar los factores de riesgo ha comparado un grupo adoptado con más de seis años y que no se adaptó con un número igual de niños de la misma edad plenamente integrados. Además, Berástegui ha realizado su tesis doctoral sobre la evolución de niños adoptados mayores de tres años, aunque las conclusiones no han sido aún publicadas.
Pregunta. ¿Por qué en la Comunidad de Madrid el fracaso es ligeramente más alto?
Respuesta. El sesgo es mayor quizás porque hay más demanda, y gestionar un mayor número de solicitudes se traduce en un menor control de cada proceso.
P. Su estudio confirma que la adaptación de los niños mayores presenta más incógnitas.
R. Sí, tienen más vivencias y el recuerdo del pasado puede interferir, pero depende de cómo haya sido su vida anterior. Cuando han tenido una vivencia familiar normal y sus padres han fallecido o han estado cuidados por su abuela o algún familiar, la adaptación es buena. Pero la norma no es ésa. Si su historia personal ha sido accidentada y han sufrido, además, maltrato o abusos, es más complejo.
P. ¿Se proyecta la sombra del pasado en el presente de los adoptados y lo boicotea?
R. Depende mucho de cómo lo gestione la familia. En Estados Unidos hay un sistema de adopción abierta que en determinados casos puede dar buenos resultados: el niño no rompe del todo con su familia biológica y, al conocerse, sus nuevos padres ven que no existe temor a que esa primera familia interfiera. Lógicamente, en la adopción internacional esto es más complicado.
P. ¿Puede ser que no se produzca conflicto ni fracaso, pero tampoco apego?
R. Es lo que se llama adopción no constituida. Hay convivencia, pero no compromiso. Con apoyo y terapias con los niños y las familias se puede reconducir. En ocasiones son los padres los que tienen que revisar sus expectativas y aceptar al niño como es, desmontando su película. Otras veces hay vínculo afectivo, pero problemas de conducta: hiperactividad, agresividad... Este comportamiento no va contra sus padres, aunque repercuta finalmente en un mayor estrés. Suele deberse a que no han tenido estimulación temprana o a que repiten conductas adaptadas a su situación anterior, como llamadas de atención aprendidas cuando estaban dentro de un grupo amplio y necesitaban que un cuidador se fijara en ellos, pero no en el nuevo contexto familiar.
P. Aunque es un tema comprometido, ¿existen rasgos o perfiles familiares que se repiten cuando la adopción fracasa o resulta dificultosa?
R. Es comprometido, pero quizás ocurre cuando la motivación que les llevó a adoptar fue rellenar un hueco afectivo, o un hijo que perdieron. También se dan a veces problemas en familias con hijos biológicos que han adoptado pensando que ya se saben la lección de padres. El fracaso puede venir, a veces, por no someter a los hijos biológicos a ese esfuerzo o a ese plus de dificultad. Eso no significa que el conflicto surja en todas estas familias. Pueden ser excelentes padres.
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