Catalán de escaparate
Todos sabemos que el nuevo Gobierno catalán está muy preocupado por la lengua catalana, por el hockey en catalán -el gran tema simbólico de esta legislatura-, por el catalán en Europa y el conflicto de la traducción de la Constitución europea, y por difundir nuestra cultura y nuestro idioma más allá del Atlántico, invirtiendo de forma considerable en ferias como la de Guadalajara (Mèxico), donde se ha trasladado medio Gobierno.
El tripartito presentó en julio el Plan de acción lingüística 2004-2005; avance de un plan estratégico de legislatura lleno de buenas intenciones, donde, curiosamente, en el concepto de usos institucionales del catalán, la Generalitat no se incluye dentro de las instituciones que deben mejorar el uso del catalán.
Además, en el borrador del nuevo Estatut se recoge el derecho a utilizar y el deber de conocer las dos lenguas oficiales de Cataluña.
¿Pero cómo van estos derechos, deberes y grandes propósitos dentro de la Administración pública catalana? Con una sabata i una espardenya. Sólo hay que ver la consideración que recibimos los lingüistas del Diari Oficial de la Generalitat de Cataluña, DOGC.
Nuestro trabajo consiste en velar por que los textos oficiales y todas las publicaciones institucionales tengan la calidad y la corrección necesarias. Estamos al servicio del Parlament, del Gobierno, de otras administraciones públicas y de todos los ciudadanos, ayudando con nuestra labor profesional a consolidar y difundir el catalán.
Los lingüistas del DOGC tenemos una carrera superior, y ponemos nuestros conocimientos al día para trabajar con eficacia y responsabilidad, pero la Administración no nos lo quiere valorar. La petición de valoración, que pasa por la consecuente recalificación, es tan antigua como firme, y tenemos muchas esperanzas de que la nueva sensibilidad del tripartito hacia el catalàn haga cambiar la situación. Pero, a pesar de nuestras peticiones, todo continúa igual; es que nosotros no salimos en la tele, no trabajamos en Bruselas, ni jugamos a hockey, ni, evidentemente, hemos sido invitados a ir a Guadalajara.
Hacemos una labor callada, que no da votos de una manera directa.
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