Esculpiendo la niebla púrpura
Phil Manzanera, el guitarrista de Roxy Music, es londinense de nacimiento pero hay momentos en que se le rebela la sangre latina (su madre es colombiana) y piensa: "Están locos estos britanos". Por ejemplo, el pasado octubre, cuando la revista musical Q entregaba su Lifetime Achievement a Roxy Music. Bryan Ferry tomó el micrófono y dedicó el premio a su " valiente hijo Otis". Alboroto monumental: Otis Ferry es uno los luchadores contra la prohibición de la caza del zorro que asaltaron el Parlamento en un sonado acto de protesta; la profesión musical no entendió el gesto paterno.
Reflexiona Phil: "Ante un
auditorio de inconformistas, creía que se podía expresar algo impopular. Ojo, yo no tengo simpatía por los que se dedican a lanzar perros para despedazar al zorro". También sugiere algo sobre el carácter inglés que Bryan Ferry no anticipara a sus compañeros que iba a lanzar semejante bomba dialéctica. "Estas cosas ocurren en Roxy Music", reconoce el guitarrista, que tiene 53 años, "para nuestra desdicha". La última reaparición de Roxy fue un éxito económico y musical, sólo afeado por la renuencia de sus socios a confeccionar material nuevo: "Lo dijo Brian Eno [miembro fundador, ajeno a la gira] y tenía razón. Parecía que sólo queríamos explotar la nostalgia, cuando la realidad es que sonábamos más intensos que nunca, existe un doble en directo para demostrarlo".
Roxy Music le proporciona una base económica para materializar sus proyectos, no siempre rentables. El último es 6PM (Expresión-Naïve), un filón de nebuloso pop psicodélico, con alguna patada como contraste: "Green spikey cactus suena mutante, agresivo. Pero tenía que ser así: el Verde cactus espinado es George W. Bush".
Manzanera concibe sus trabajos personales como una oportunidad para que se junten "amigos como [el cantautor y batería de Soft Machine] Robert Wyatt, Brian Eno, [el guitarrista de Pink Floyd] David Gilmour, [la cantante, compositora y guitarrista de Pretenders] Chrissie Hynde. Algunos viven lejos, Robert se desplaza en una silla de ruedas, David es multimillonario... Todo conspira para que se pierda aquel espíritu de colaboración que iluminó los años setenta. Yo intento ser un motivador: ya compuse con Gilmour para un disco de Pink Floyd y ahora le estoy ayudando a grabar canciones frescas".
Aparte de Expression Records, "que nunca ha tenido nada parecido a un éxito", Manzanera dedica buena parte de sus energías a Gallery, estudio de grabación ahora instalado en Londres. En su anterior localización, Gallery acogió a un buen contingente de artistas españoles o latinoamericanos que recurrieron a los servicios de Phil como productor: "Yo era una buena solución para ellos, por entender su idioma y su cultura. Y ajustaba los precios: trabajé con estrellas como Fito Páez, Enrique Bunbury, Gabinete Caligari, Tania Libertad, Os Paralamas o Aterciopelados, pero también con grupos desconocidos como Mosquitos, de Granada".
El guitarrista cree fervien
temente que la música latinoamericana posee un potencial apenas explorado: "Por haber conocido Cuba durante mi infancia, acepté irme a trabajar a La Habana en 1992, un año terrible para los cubanos, carecían hasta de lo más elemental. No me quejé: recordaba el terror del tiempo de la dictadura de Batista. Y conseguí grabar con el Grupo Moncada en el Teatro Karl Marx. No lo pude desarrollar pero me alegro de que Ry Cooder tuviera la habilidad de lanzar algo tan bonito como Buenavista Social Club". Y quiere insistir: "Estoy emocionado con Coroncho, un dúo que he formado con mi vecino Lucho Brieva, un escultor colombiano [ex marido de Chrissie Hynde] que está empeñado en que retratemos al hombre latino en toda su grandeza y su confusión. Va a ser un disco políticamente muy incorrecto. Pero no nos van a pitar: en Londres, nadie va a entender las letras".
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