_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El imán

Todo lo que ha ocurrido en torno al imán de Fuengirola me parece extremadamente ocurrente. Desde la benevolencia judicial (en el mundo barcelonés de la magistratura han detectado las asociaciones de mujeres no poco recelo ante los casos de violencia de sexo: asuntos indignos de que los jueces serios les presten atención, ya se sabe que ellas siempre se están quejando) hasta la propia actitud del excarcelado, al solicitar que quien le instruya en los principios igualitarios de nuestra Constitución sea un profesor. ¿No se le ha ocurrido, a este machorro cobarde que se ampara en el Corán, que también puede enseñarle una catedrática? Aunque yo le pondría a una luchadora de sumo, quizá lo ideal, para que no se conturbe, sería que estudiara con Fraga Iribarne, que no sólo es uno de los padres de nuestra Carta Magna, sino que podría entretener al imán con el anexo "tocar pechitos, qué menudencia".

Lo más sorprendente (espero que la Ley Integral lo remedie) es que al propagandista de pegar a las mujeres sin dejar huella se le haya tenido que juzgar por un artículo del Código Penal que castiga sólo con penas de uno a tres años de cárcel "a los que provocaren la discriminación, el odio o la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, enfermedad o minusvalía". Todo en el mismo paquete: puedes ir a por cualquiera que pertenezca a los estamentos mencionados, señalarle con el dedo y dar lecciones para que lo zurzan, en la seguridad de que saldrás libre con una multa, una especie de penitencia menor y un pelillos a la mar.

Además del imán, sólo ha habido otro condenado por violar este artículo, un neonazi que vendía libros y material propagandístico que negaban el holocausto. Tampoco llegó a cumplir condena.

Y la verdad es que, releyendo el dicho artículo del Código Penal, ganas me entran de escribir artículos acerca de cómo deberíamos golpear sin dejar rastro a los jueces y juezas, que sin duda pertenecen al capítulo "grupos y asociaciones". Total, para lo que me harían.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_