'Chengue' Morales mantiene su racha y despacha a un hundido Numancia
Chengue Morales, la mayor preocupación del Numancia, el delantero de casi dos metros, el futbolista que se ha desquitado recientemente de la fama de poco goleador de que se le acusaba, desequilibró un partido más táctico y físico que técnico. Con siete goles en las últimas siete jornadas, Chengue ratificó su buen momento, prolongó los sueños europeos de su equipo y, de paso, prorrogó la dinámica perdedora del equipo soriano. El Numancia ha perdido los nueve partidos que ha jugado a domicilio, un registro sólo comparable al del Hércules de la temporada 1996-97.
Aunque mermado por las múltiples ausencias, Osasuna trató de jugar a su manera, tal y como sabe: tocando, con paciencia, teniendo mucha más posesión del balón que el rival y abriendo con sentido el cuero a las bandas, a Delporte y Valdo. Sus centros, que solicitaban la cabeza del Chengue Morales, sólo encontraron dos veces a su destinatario. Pero fue suficiente, porque el delantero uruguayo, especialmente afortunado y eficaz en sus remates, no falló. En la frontal del área chica, primero, de espaldas a la portería y a pase de Webó, controló el cuero para realizar una bella chilena con óptimo resultado: se coló por la escuadra e hizo inútil la estirada de Juanma. Luego, Moha sacó una falta desde el lateral y el ariete la empalmó con la derecha. Dos oportunidades, dos goles.
OSASUNA 2 - NUMANCIA 0
Osasuna: Elía; Expósito, Corrales, Cruchaga, Josetxo; Muñoz, Puñal; Valdo (Ortiz, m. 76), Delporte (Moha, m. 77), Webó (Rosado, m. 62); y Chengue Morales.
Numancia: Juanma; Velasco, Pignol, Palacios, Ochoa; Pablo Sanz, Jaime Molina, Tevenet; Pineda (Merino. m. 40), Lee Chun Soo (Juanlu, m. 60); y Osorio (Miguel Pérez, m. 78).
Goles: 1-0. M. 48. Webó centra al área, Morales recibe la pelota y, después de controlarla con el pecho, bate de chilena a Juanma.
2-0. M. 78. Morales remata con la derecha una falta botada por Moha.
Árbitro: Megía Dávila. Mostró la tarjeta amarilla a Corrales y Expósito.
Estadio de El Sadar de Pamplona. Unos 15.000 espectadores.
A pesar del resultado, el Numancia trató de combatir el juego aéreo de Osasuna con la alineación de tres delanteros. Máximo Hernández apostó por un 4-2-1-3 en una declaración que pareció muy ofensiva. Pero no fue así, sino que, en la defensa, el equipo sufría el efecto dominó y el equipo quedó partido. Arriba, donde los tres delanteros rotaban constantemente sus demarcaciones, empezaba la presión; los extremos se encargaban de tapar a los laterales, y en medio, uno de los dos mediocentros bajaba a la par que Webó para facilitar, así, que los dos centrales marcaran a Morales.
Sin apenas presencia ofensiva del Numancia, el Chengue se erigió en la estrella del partido, en el futbolista que mantiene la esperanza europea de su equipo y en el que hundió, un poco más, al Numancia, que llega al parón navideño como colista.
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