La decisión de atentar en España se tomó en una reunión de grupos terroristas en Estambul

Informaciones de Inteligencia recogidas en el auto del juez Juan del Olmo señalan que en febrero de 2002 tuvo lugar una reunión en Estambul, en la que dirigentes de los Grupos Islámicos Combatientes libios, marroquíes y tunecinos acordaron que la yihad o guerra santa debía realizarse "en aquellos lugares donde se residía", sin que "el buen musulmán" tuviera que desplazarse a aquellos lugares donde existiera conflicto abierto con el islam, como Chechenia, Cachemira, Afganistán, Bosnia, Irak...

Bajo el mandato coordinado por el líder terrorista Abu Musab al Zarqawi, asociado a Al Qaeda, y con las manifestaciones de Osama Bin Laden, en las que "progresivamente situó a Marruecos y a España como objetivos donde atentar", la decisión parece que estaba ya tomada y "sólo faltaba encontrar el momento, situar el objetivo y definir quiénes lo ejecutarían".

Por eso se dio legitimidad a los ataques de Casablanca y posiblemente, también a los de Madrid.

"Antes de febrero de 2003", prosigue el auto de Del Olmo, "y ante la situación de conflicto en Irak y la postura del Gobierno de España, Driss Chebli, Mustafá el Maymouni y Serhane El Tunecino expresaron su deseo de atentar en España como respuesta a dichos hechos (conflicto iraquí)".

Posteriormente fue detenido Mustafá, también Driss y quedó solo El Tunecino. Éste, una vez solo, "y con la decisión tomada de atentar en España", se valió de sus contactos con los grupos descritos y pudo así disponer de una célula operativa, compuesta por un grupo marroquí de delincuentes comunes convertidos, a la que unió a individuos que quedaban de otros grupos".

En los atentados del 11-M se produjo "una adaptación a la realidad española" aunque la táctica de empleo de bombas en una acción simultánea y coordinada es "esencialmente la misma".