Eto'o salva al final la papeleta

Negado en situaciones de máxima ventaja, Eto'o se sacó un gol en el momento de mayor apuro para el Barcelona, que, llegado el invierno, se ha quedado tieso, plagado de sabañones, a merced del frío, muy propio por otra parte de un equipo caliente. A día de hoy, le cuesta enfrentar a cualquier rival, ya sea fuerte como el Valencia o jovial como el Levante, que se regaló una noche estupenda en el Camp Nou, emborronada solo al final por el tanto de Eto'o, una solución individual a los problemas colectivos. Necesitan los azulgrana descansar y reponerse después de ofrecer signos de flaqueza preocupantes.

Renqueante Márquez, aún lesionado Giuly y sancionado Valdés, Rijkaard agitó la alineación en un intento de mejorar la dinámica del juego y, al menos, ganar profundidad, muy escasa últimamente tanto por la falta de delanteros como por la fatiga de los medios. Jugó Belletti como extremo, Damià cubrió el lateral derecho, Xavi retrocedió a la demarcación de medio defensivo e Iniesta ejerció de volante. El equipo, sin embargo, no respondió a la terapia. El plan de Rijkaard es muy exigente y demanda jugadores en plena forma, futbolistas que no los hay por ahora en el Camp Nou, ya sea por cansancio o lesión.

A los azulgrana les sobra cualquier partido. Aunque ayer tuvo llegada, disminuyó la consistencia defensiva del equipo, tanto porque sus centrocampistas eran demasiados livianos como por el buen funcionamiento del Levante, un equipo valiente y bien plantado. Ettien buscó siempre que pudo a Van Bronckhorst, Jofre comprometió a Damià y Nacho, espléndido en el entrejuego, se coló permanentemente entre los medios y los centrales .

Quedó parado un partido muy abierto y uno y otro equipo se perdonaron la vida cada dos por tres en un intercambio de ocasiones escalofriante si se atiende al rango de los dos contendientes. El ir y venir fue vertiginoso desde el arranque: a dos remates fallidos de Eto'o en la boca de gol, el inicial acompañado de un error de Deco, siguieron dos contras, una de Manchev y otra de Nacho, que pusieron los pelos de punta a la hinchada barcelonista. Las ocasiones se sucedieron porque las dos áreas continuaban abiertas a los delanteros.

Igualado como estaba el juego y el encuentro, el gol podía caer de cualquier lado y si marcó Deco a la salida de un libre directo fue porque Alexis metió la cabeza y la defensa del Levante se quedó en Babia ante el balón plantado por el portugués. El gol no repercutió demasiado en el tono del choque. La afición nunca estuvo tranquila. El árbitro se mostraba especialmente intervencionista, el Levante no se rendía y el Barcelona no le encontraba el hilo al juego.

Falto de pegada, velocidad y recursos, el Barça tiene problemas ahora para elaborar el juego. Le cuesta tirar la línea de pase y escasean las maniobras ofensivas: hay pocos desmarques, menos desbordes, casi ninguna ruptura desde las bandas y se impone el fútbol centrifugado. Puesto que no se puede actuar siempre con el mismo nervio, y menos cuando se van cayendo jugadores por las lesiones, el equipo se ha aflojado. Recular es un mal negocio para un equipo que no sabe defenderse en su área, sino que está parido para vivir en campo ajeno.

Las concesiones defensivas, muy visibles ayer en los laterales y en la medular, agrandaron el protagonismo de Puyol. El central aparece como un guarda cuya contundencia contrasta con el tembleque de los puntas, a los que les falla el pulso, signo de cansancio más que de nerviosismo. Al Levante le costó muy poco encarar a un rival que jugaba al pie y por dentro. A nadie le extrañó el empate alcanzado por Jofre, un liviano extremo zurdo formado en el Miniestadi, que cruzó una acción de contraataque precedida en una pérdida de balón de Eto'o, anoche destemplado y muy desenfocado ante la portería.

Entre desordenado y desorientado, con Belletti especialmente fuera de onda, el Barcelona se perdió en un tenso ataque. No encontraba remedio ni siquiera en los tiros de Messi, que se presentó como la única alternativa ante el poco juego de sus compañeros, cada vez más tensos, nerviosos, conscientes de que estaban en camino de conceder el segundo empate consecutivos en su propia casa. Justo cuando peor pintaba el partido llegó Eto'o y se sacó un remate inapelable después de que Ronaldinho chocara con Descarga. El tanto del camerunés alivió todos los males del Barça, que agradecerá las vacaciones navideñas después de un partido mal jugado y, por el contrario, bien resuelto desde un ejercicio de voluntarismo. Ninguna victoria da más moral que la alcanzada a última hora.