Marina Bayo se mete en la piel de la Rosina de Coline Serreau
La soprano española María Bayo se meterá hoy en la piel de una nueva Rosina, la creada en El barbero de Sevilla, de Rossini, por la cineasta Coline Serreau para la Ópera de la Bastilla de París en abril de 2002. El personaje acompaña a la cantante desde el inicio de su carrera y en especial estas navidades, pues, según explicó, "no tenía previsto hacer esta producción, que vino en el último momento, inesperadamente", y coincide con los preparativos de otra Rosina en el Teatro Real, dirigida por Emilio Sagi. "Ahora debería estar en los ensayos de Madrid, pero se han puesto de acuerdo para que pueda hacer las dos producciones", añadió María Bayo, cuyos planes para estas fechas se han visto trastocados, lo que no le impide celebrar su vuelta a la Bastilla, donde debutó en París en 1991.
Justo antes del estreno parisiense, la soprano se escapó este fin de semana a Madrid para comenzar a preparar con Sagi, director artístico del Real, el estreno del 13 de enero. "La Rosina", subrayó la soprano, " es también uno de los personajes que hice cuando empecé mi carrera y que ha estado siempre muy presente en ella, pues, al contrario de lo que se piensa a veces de que es sólo para mezzos, las sopranos también lo hacen mucho; más aún con mi tipo de voz, que se adapta muy bien a la ambigüedad entre la mezzo y la soprano".
Mujer emancipada
Fue Teresa Berganza, "la Rosina de referencia", quien le sugirió "cantarla sin subir medio tono, como hacen las sopranos", y desde entonces la canta "con coloraturas más de soprano, más arriba, pero siempre con la tonalidad original". Pese a que ha interpretado "muchísimo" a Rosina, Bayo subrayó que le ha encantado poder hacerlo ahora con Coline Serreau. La cineasta francesa "me ha descubierto muchas cosas de esta mujer que ella presenta como la primera un poco emancipada dentro de la ópera".
Es una mujer "que se libera, que dice voy a romper, voy a ser yo misma. Es la primera mujer que se rebela de los lazos del matrimonio, de los padres, de todo", incluido el viejo tutor que quiere casarse con ella, resaltó Bayo de la protagonista de esta ópera bufa creada por un jovencísimo Rossini en Roma, en 1816.
Del toque caricaturesco dominante en el montaje parisiense, que se anuncia muy diferente del madrileño, de la abundancia de personajes vestidos a la usanza árabe, con largas barbas, Bayo entiende que la autora del famoso filme Tres hombres y un biberón "demuestra y denuncia" muchas cosas en su puesta en escena. Su visión "no es neutral para nada. Ella dijo querer hacer una Rosina como la escrita por Beaumarchais, con los pies en el suelo, con carácter, y la primera aria lo da ya a entender cuando dice: 'Soy dócil, pero si me tocas seré una víbora...'. Es dócil porque nos han hecho ser dóciles, a las mujeres. Pero ella sabe lo que quiere, y, cómo lo sabe, va a conseguirlo", explicó.
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