Apurar la paga extraordinaria
Las tres cuartas partes de las ventas de juguetes se concentran entre las fiestas de Navidad y Reyes
Los centros y zonas comerciales de Valencia rebosaban ayer una gran actividad. Zapaterías, tiendas de ropa, perfumerías, microelectrónica, librerías, jugueterías y más jugueterías acompañaron la apertura de las grandes superficies comerciales. Ayer no hubo polémicas sobre la libertad de horarios. Los clientes son mucho más apetecibles cuando tienen la bolsa llena. Y la llegada de la paga extraordinaria de Navidad tuvo su reflejo ayer en el paisaje comercial de Valencia.
Salvador Miró, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, explicaba en Ibi que las tres cuartas partes de los ingresos del sector juguetero se registran con ocasión de las fiestas navideñas. Miró explicó, además, que los jugueteros han detectado cómo las familias dilatan cada vez más las compras hasta el intervalo comprendido entre las fiestas de Navidad y Reyes "a la espera de la paga extra y quizá también para saber si hay guerra de precios y conocer dónde está el artículo a un menor coste".
"Un juguete debe ser elegido teniendo en cuenta las preferencias del destinatario"
La relación de las compras con el ingreso de la paga extraordinaria era palpable ayer en algunas calles de Valencia. Pero el presidente de la patronal del juguete alertaba, en declaraciones a Efe, sobre el carácter impresivible de los hábitos comerciales. A lo largo de 2003, por ejemplo, y en contra de una tendencia que se consolidaba durante varios años y se repite en 2004, los compradores anticiparon sus compras de juguetes al mes de noviembre.
Los cambios "inesperados provocan sorpresa" entre los fabricantes, explicó Miró, que han comprobado cómo las ventas varían de forma muy notable de un fin de semana a otro sin razón aparente.
Los jugueteros, de hecho, han hecho grandes esfuerzos por "desestacionalizar" sus ventas e intentar distribuirlas de forma más homogénea a lo largo de todo el ejercicio. Pero es complicado modificar ciertos hábitos.
Las muñecas, por ejemplo, apenas se venden a lo largo del año. Los compradores dirigen su atención a otros juguetes y olvidan la clásica muñeca. Sin embaro, cuando llega la Navidad se recupera la tradición. La muñeca es el producto estrella y acapara un 20% de las ventas totales.
También recuperan protagonismo las casas de muñecas en toda su extensión como artículos de imitación, desde peluquerías a cocinas pasando por clínicas.
Las navidades concentran, finalmente, las ventas de los productos de mayor precio, entre los que las bicicletas se siguen llevando la palma.
Grandes almacenes y jugueteros se han afanado estos días por distribuir información sobre los productos más adecuados para cada edad.
La patronal ha elaborado una guia de juegos y juguetes, en colaboración con el Impiva, que recoge algunas indicaciones útiles y que presenta como "algo más que un catálogo de juguetes: constituye una herramienta de asesoramiento y consulta especializada para el consumidor", en palabras de Maite Romero, que ha coordinado la investigación.
"Un buen juguete", según el informe de la patronal, "debe ser elegido teniendo en cuenta las necesidades y preferencias de la persona a la que va destinado y no de los gustos de quien elige, debe ser un regalo, no una imposición". A partir de esa constatación, la guía recomienda tener en cuenta la edad y madurez del niño o niña destinatario de la compra; optar por juegos y juguetes que estimulen la imaginación; atender a la solidez y durabilidad del producto; o prever aspectos relativos a la seguridad de su uso.
Los jugueteros aseguran, además, que los juguetes deben "seleccionarse sin hacer distinciones en cuanto a sexo, ya que todos los juguetes pueden ser recomendables tanto para niños como para niñas".
Las recomendaciones incluyen una estratificación por edades. Hasta los nueve meses todo se chupa, se mira y se palpa. Hasta los dos años son ideales los juguetes que estimulan el movimiento. Hasta los seis años cobran importancia los juegos que estimulan la imaginación y permiten al niño reproducir a escala el mundo adulto. Entre los seis y nueve años, los niños desarrollan una mayor curiosidad por el mundo que les rodea y disfrutan con los mundos en miniatura. Con nueve años, los niños ya son mayores, "pero aún les gusta jugar", subrayan los jugueteros, que evitan fijar límites de edad.
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