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Un año de gobierno

Se ha cumplido un año de gobierno de izquierdas y catalanista en Cataluña. La ocasión merece ser celebrada y debemos aprovecharla par realizar un balance de lo que ha significado este año para Cataluña y para sus ciudadanos.

Atrás quedan las controversias coyunturales, las opiniones oportunistas, las afirmaciones de vuelo gallináceo, rápidamente desmentidas por el trepidante ritmo de los acontecimientos. Para recordarlas, están las hemerotecas.

Ha sido un año de pasión política, un año de mucha intensidad emocional.

El balance que ofrece la acción del gobierno del presidente Maragall se puede resumir en tres grandes logros: una nueva cultura del gobierno plural, la instalación de una agenda de reformas sociales y políticas en Cataluña y el arranque definitivo hacia la España plural, con el apoyo decidido del presidente Zapatero.

El Gobierno ha dejado marcadas unas prioridades claras en este primer año: mejores políticas sociales y más autogobierno

Hoy, Cataluña avanza por una nueva senda política, con paso firme. La coalición de izquierdas y catalanista que se forjó hace un año ha demostrado su vigor y su consistencia. Así, pone de manifiesto que no fue fruto de una táctica electoral, sino que fue una apuesta estratégica, un compromiso de largo alcance con una determinada manera de construir Cataluña. Éste fue el sentido profundo que le concedimos los socialistas catalanes al pacto del Tinell. Una fórmula profundamente democrática, pero denostada ayer por la derecha española (cuando el PP vociferaba contra el barullo) y hoy por la derecha catalana (que sólo es capaz de ver desgavell allí donde se produce un contraste franco de opiniones antes de tomar decisiones conjuntas). Hoy esta apuesta es más firme que nunca y comienza a dar resultados.

El nuevo gobierno de izquierdas y catalanista ha dejado marcadas unas prioridades claras en este primer año: mejores políticas sociales y más autogobierno. No se trata de cuestiones incompatibles, no suponen ningún dilema. Al contrario, políticas sociales y autogobierno son dos caras de la misma moneda, la del proyecto político a favor de una sociedad de ciudadanos libres basada en la igualdad de oportunidades y el respeto a las minorías.

Ésta es la divisa de la izquierda moderna, la que los partidos que apoyan al Gobierno de la Generalitat quieren aplicar en Cataluña. Para ello, se han comenzado a poner en práctica las medidas que marca el pacto del Tinell, nuestra hoja de ruta y el patrón de la coalición de gobierno.

Un balance exhaustivo excedería con creces estas líneas: se han incorporado 144 nuevos médicos y se van a contratar 3.600 nuevos maestros y profesores, se han empezado a construir guarderías públicas por toda Cataluña, nuevas escuelas y centros de asistencia primaria, se han incorporado más de 1.000 nuevos mossos d'Esquadra para acelerar el despliegue policial, se han decretado medidas de protección del litoral contra la especulación, se van a invertir 99 millones de euros en la Ley de Barrios, se ha incrementado la inversión en el Plan Único de Obras y Servicios para los municipios, se ha impulsado la modernización de la justicia, para lograr una mayor igualdad y proximidad, se ha puesto en marcha la Eurorregión, se ha definido una nueva filosofía sobre el papel del mundo rural en Cataluña...

El programa es ambicioso y se desarrollará a lo largo de la legislatura.

También se pueden percibir cambios importantes en el terreno del autogobierno.

El proceso de reforma del Estatut, la discusión sobre el sistema de financiación, la tramitación de la ley del conseller en cap, el reconocimiento de la lengua catalana en la Unión Europea y su participación en los órganos de gobierno comunitarios... Todo ello es el resultado de un cambio de gran alcance en la política catalana: la apuesta decidida por la consagración del modelo de relaciones federales entre la Generalitat y el Estado. Ha quedado atrás una práctica de negociación con el Gobierno central, sin un modelo final manifiesto y que acababa supeditando el discurso político del autogobierno a la coyuntura de las relaciones entre CiU y el partido que gobernaba en Madrid. Ahora la Generalitat tiene un proyecto definido para España, destinado a extender el principio de lealtad federal a todas las instancias del Estado.

En esta materia, la confianza del Gobierno catalán en sus objetivos se ha completado con la colaboración y el compromiso del gobierno amigo de Zapatero, que también ha asumido la nueva situación como una oportunidad histórica para los pueblos de España. Esta confluencia ha dado a Cataluña un papel simbólico y real en el conjunto de España, que no tenía desde la transición. En éste y en otros temas, podemos afirmar que lo hecho por el Gobierno de Maragall en 12 meses ha ido más allá, en los gestos, en los compromisos y en las decisiones, de lo hecho en años por anteriores gobiernos, sin desmerecer la herencia positiva recibida, que no ha sido escasa. Visto lo conseguido, el resto de la legislatura augura un horizonte excitante y de verdadero cambio social y político. Éste es el rumbo inamovible del Gobierno de izquierdas y catalanista, ésta es la nueva Cataluña del siglo XXI.

Manuela de Madre Vicepresidenta del PSC

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