José María Rodríguez Jordá, interventor del consorcio pro-expo 2008
José María Rodríguez Jordá murió en la madrugada del viernes en Zaragoza a consecuencia de un infarto tras regresar de París, donde había asistido al triunfo de Zaragoza como ganadora de la Exposición Internacional de 2008.
Rodríguez Jordá había sido consejero de Economía, Hacienda y Fomento entre 1997 y 1999, como independiente, en el Ejecutivo que presidió el popular Santiago Lanzuela. Su muerte fue un mazazo para quienes habían compartido con él, sólo unas horas antes, la victoria de Zaragoza. Fue una lágrima en el júbilo de quienes habían trabajado por el proyecto.
Rodríguez Jordá era un tipo excepcional. Un funcionario de carrera que se forjó en Zaragoza, donde hizo el doctorado entre 1977 y 1978 , tras licenciarse en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Fue interventor de la Diputación General de Aragón, donde se ganó fama de riguroso. Sobre los expedientes colocaba piedras "para que las tareas no se amontonasen" y darles salda de forma eficaz.
Cuando Santiago Lanzuela le llamó para ser consejero de su Gobierno aplicó el rigor presupuestario y logró que en las densas sesiones plenarias los medios de comunicación comenzasen a entender los presupuestos.Su trayectoria anterior le sitúa como interventor adjunto en la delegación de Hacienda, donde fue jefe de la sección de Contabilidad; fue miembro de la Comisión Mixta de Transferencias Estado-Diputación General de Aragón. Entre 1995 y 1997 fue secretario de la Presidencia del Gobierno de Aragón. De allí accedió al cargo de consejero.
José María Rodríguez Jordá compartía perfil con otro aragonés también desaparecido: Manuel Giménez Abad, asesinado por ETA. Los dos eran funcionarios y ambos llegaron al Gobierno autónomo desde la convicción de que era un servicio que debían prestar a la sociedad. Giménez Abad acabó afiliándose al PP en Aragón y llegó a ser su presidente; Rodríguez Jordá no llegó a dar ese paso. Pero tenían en común la vocación de servidores públicos; eso les llevó a aceptar un mayor compromiso y llegar a un puesto político.
El viernes nadie creía que José María hubiese muerto. Aunque padecía una dolencia cardiaca, su aspecto el jueves no presagiaba el duro y rápido final.
Nacido en Valencia en 1950, estaba casado y tenía dos hijos; uno de ellos, José María, es periodista.-
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