Sin emoción
Considerados como un importante pivote del movimiento historicista italiano y protagonistas de la recuperación del repertorio madrigalesco de principios del XVII, Rinaldo Alessandrini y el Concerto Italiano se enfrentaban en Valencia a la integral de los Conciertos de Brandenburgo, en dos sesiones no integradas en el abono de la temporada de otoño. Se añadieron a éstos, intercaladas o como preámbulo, las sinfonías de las cantatas BWV 174, 35 y 209.
Se ha dicho de este grupo que interpretan el repertorio barroco a través de la sensibilidad mediterránea. Su actuación en Valencia, sin embargo, no refrendaba tal aserto, a no ser que se considere como tal la vertiginosa velocidad con que leyeron el Concierto núm. 2, algo que, por otro lado, acrecentó las visibles dificultades con que la trompeta asumía su dificilísima parte. Con tempi más moderados, las trompas tampoco estuvieron impecables en el núm. 1. Es sabido que los instrumentos naturales, al carecer de pistones, aumentan en buena medida los problemas de afinación, pero han pasado ya los tiempos en que esta dificultad bastaba para justificar las prestaciones mediocres. Hoy en día, con un movimiento historicista ya rodado que cuenta con excelentes intérpretes -muchos de los cuales se han escuchado en esa misma sala- no podemos hacernos los sordos ante lo que se oyó, por ejemplo, en el segundo Trío del Concierto en Fa Mayor. Ni siquiera las cuerdas -cuyos problemas de afinación con los instrumentos originales no pueden compararse a los que presentan los vientos- estuvieron siempre todo lo bien que cabía esperar. Las Sinfonías de las tres cantatas funcionaron mejor en ese aspecto, así como el Concierto número 5. En éste, sobre todo en el segundo y tercer movimiento, hubo, además, un fraseo expresivo y una capacidad de "contacto" con el oyente de la que se había carecido hasta entonces. La rapidez de la giga en el Allegro final no impidió un buen ajuste del complejo entramado contrapuntístico.
Concierto italiano
Rinaldo Alessandrini, director. Integral de los Conciertos de Brandenburgo de Bach. Palau de la Música. Valencia, 14 y 15 de diciembre de 2004.
Poco más, sin embargo, recordaremos de esta integral. Las repeticiones (por ejemplo) del Menuet en el núm. 1, siempre iguales, el poco jugo que se le sacó a ese bonito color oscuro que da la ausencia de violines en el número 6, la falta de plasmación de la vieja teoría de los affetti que obliga, en el Barroco, a expresar sin equívocos los estados de ánimo, lo similares que parecían los seis conciertos -excepto en la instrumentación- cuando tan diferentes son... todo ello fueron síntomas de que se había quedado en el tintero buena parte de los Conciertos de Brandenburgo.
No basta tocar con instrumentos originales. Ni que los grupos sean pequeños. Ni aligerar el tempo. Ni limpiar las partituras de añadidos posteriores. Además, y como en cualquier abordaje de la música, hay que saber emocionar al oyente.
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