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Reportaje:

Deferr salta al plató

El doble oro olímpico rentabiliza como estrella televisiva su año mágico

Amaya Iríbar

Gervasio Deferr nunca pensó que un porro podía salirle tan caro. Le costó tres meses de suspensión en el año 2002, la medalla de plata que ganó en los mundiales de ese año y el oro de una prueba de la Copa del Mundo, y ahora la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) le ha reclamado los premios en metálico que ganó bajo los efectos del cannabis. El doble campeón olímpico en salto calcula que la imprudencia le ha costado "entre 10.000 y 15.000 euros", una mala noticia que cierra un año magnífico y extraño. Desde que volvió de Atenas con su segunda medalla de oro olímpica en la maleta, la vida del gimnasta catalán se parece más a la de una estrella televisiva que a la de un deportista de élite. Incluso se ha convertido en actor, aunque sea en el papel de sí mismo, en el capítulo de la serie Hospital Central que emitió ayer Tele 5.

El gimnasta estima que su positivo por cannabis le costará "entre 10.000 y 15.000 euros"

El disgusto le llegó por carta a finales de octubre. La Federación Española de Gimnasia, que hace de intermediario entre sus deportistas y la organización internacional, comunicó entonces a Deferr que debía devolver los premios obtenidos en los tres meses siguientes a su positivo por cannabis el 19 de octubre de 2002. El gimnasta sabía desde que le sancionaron el año pasado que en algún momento debería hacer frente a ese pago.

Por la plata en suelo de los mundiales de Debrecen (Hungría) de noviembre de 2002, Deferr cobró 3.606,06 euros, según fuentes de la federación española, a los que habría que añadir el oro en la misma prueba del Torneo París-Bercy, uno de los más prestigiosos y mejor pagados del circuito internacional, y el octavo puesto de un encuentro en Stuttgart (Alemania). En su día Deferr dejó de cobrar un trimestre de la beca de la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) por el mismo pecado, en torno a 10.000 euros, añaden en la organización. "Todavía no tengo muy clara la cantidad total que tengo que devolver porque hay parte en francos suizos y otra parte en euros", explica el gimnasta, "quiero hablar con la federación para aclararme y acabar con esto porque ya estoy cansado del tema".

Su cansancio es lógico si se tiene en cuenta que el caso se remonta a dos años atrás y ha dañado considerablemente su imagen. Gervi, de 24 años, parece haber aprendido la lección. Si después de su triunfo en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, el primero de la gimnasia artística española, no logró firmar ningún contrato con un patrocinador, desde que llegó de Atenas se ha dedicado por completo a descansar, a su familia y a aprovechar su momento de gloria.

Así que se ha perdido el Campeonato de España y la final de la Copa del Mundo y, sin renunciar a su imagen rebelde -va por el tercer tatuaje, acostumbra a adornarse con piercings y no hay quien recuerde todos sus cortes de pelo-, se ha paseado por los más variados escenarios. Participó en el primer Crónicas Marcianas de la temporada y en el concurso Pasapalabra, actuó con otros deportistas en el 25º aniversario de El Tricicle, ha posado para distintas revistas, concedido entrevistas en radio...

En algunos casos ha cobrado y en otros, no: "No lo hago por dinero, nunca ha sido una condición", asegura. "Quiero que la gente conozca mi trabajo e intento responder a todos". Además, está a punto de firmar su primer contrato con un patrocinador y estudia otras ofertas.

A pesar de tanto trajín, Deferr vuelve, poco a poco, a la normalidad. Al gimnasio. Hace un mes empezó a entrenarse a un "ritmo suave" y ya ha participado en alguna exhibición porque hasta el mes de mayo no empiezan las competiciones fuertes. Por ahora seguirá en Barcelona. "No es que haya aprendido de los errores", asegura rotundo, y subraya: "Lo que pasa es que he madurado, veo las cosas de forma diferente y ahora intento decir lo que pienso sin molestar a nadie".

Gervasio Deferr, en una secuencia de la serie <i>Hospital Central.</i>
Gervasio Deferr, en una secuencia de la serie Hospital Central.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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