Castellón gana al mar

Dos nuevas terminales portuarias están operativas desde ayer en Castellón. Son las que forman el llamado "muelle del Centenario", cuya primera piedra se colocó un lluvioso y muy ventoso día de diciembre 2002. La inauguración del muelle del centenario reunió ayer en las instalaciones a un sinfín de cargos públicos y empresarios que, habitualmente, encuentran en el puerto más un punto de conexión que de motivo para la discrepancia. Al menos, hasta ahora. Y así fue en el caso del nuevo muelle, que abre la puerta al tráfico masivo de contenedores, después de una inversión de cerca de 120 millones de euros de los que, aproximadamente, la mitad proceden de capital privado. El muelle ha ganado 400.000 metros al mar, de los que 250.000 se destinarán a mercancía general y, los restantes, a graneles sólidos.

Los saludos fueron numerosos y cruzados. Políticos con empresarios, políticos con políticos, empresarios con políticos y empresarios con empresarios. Del Gobierno autonómico, el presidente, Francisco Camps, el vicepresidente, Víctor Campos, y el consejero de Infraestructuras, José Ramón García Antón, que fue uno de los que más departió con cargos y directivos. Del Gobierno central, el presidente de Puertos del Estado, Mariano Navas, el delegado en la Comunidad Valenciana, Antoni Bernabé, y el subdelegado en Castellón, Juan María Calles. Los tres recibieron múltiples saludos. De sus "compañeros", aunque adversarios políticos, en las administraciones autonómica, provincial y local, pero, en gran medida, procedentes de empresarios relacionados, o no, con el transporte de mercancías.

Entre éstos se encontraban Luis Batalla (Lubasa formó con FCC la sociedad a la que se adjudicó la obra) junto a su hijo, Gabriel, en una de las pocas apariciones que se conoce de ambos juntos. El empresario aprovechó para presentar a su "sucesor".

Otro de los grupos empresariales más destacados de la provincia, el grupo Gimeno, estuvo representado por varios miembros de la familia del mismo nombre. Destacados empresarios azulejeros, como Fernando Roig, que tampoco desaprovechó el tiempo hablando con unos y otros, y encabezados por el presidente de la patronal cerámica, Ascer, Fernando Diago. O el delegado de Iberdrola, Antonio Egea, y otros directivos de empresas que ocupan el polígono energético de El Serrallo, UBE y BP, que esperan la ampliación del puerto por el sur.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón, Juan José Monzonís, aseguró que ésta ha sido la mayor infraestructura que el puerto ha acometido en su siglo de historia y con la que entra en la "modernidad y mira al futuro con más optimismo, ya que ahora sirve mejor a los diferentes sectores productivos de la provincia, ofreciéndoles una infraestructura adecuada", según dijo. Monzonís tampoco quiso dejar pasar el momento de la reivindicación y demandó que se agilicen los trámites que permitan la construcción de Parc Castelló, que será "la verdadera zona de actividades logísticas (ZAL) del puerto", así como los del acceso ferroviario "para que un millón de toneladas de productos cambien anualmente la carretera por el ferrocarril".

En medio de tanta felicitación y concordia, quedaba en el aire la polémica ampliación de la concesión del Club Náutico, con la que pretende duplicar su número de amarres. Sólo el presidente de Puertos de Estado habló de ella y para manifestar su interés en que el proyecto salga adelante en el menor plazo posible porque supondrá que Castellón "contribuya de forma decisiva" a la celebración de la Copa del América".