"La clase media era prácticamente inexistente en Jerez"
Francisco Bejarano (Jerez de la Frontera, 1945) es un poeta de singular trayectoria y promotor de revistas literarias tan significativas como Fin de siglo o Contemporáneos. Premio Nacional de la Crítica en 1989 por su poemario Las tardes, ha publicado también recopilaciones de artículos y ensayos. Su último libro, El Jerez de los Bodegueros (Fundación José Manuel Lara), rescata en clave literaria un tiempo y una forma de vida ya extinguidos.
Pregunta. El suyo es un libro de encargo, pero también el producto de una fascinación.
Respuesta. Aunque el mundo de las bodegas es fascinante, el libro fue un encargo que al principio rechacé porque pensaba que era un libro para un investigador, y yo no lo soy. Pero me aclararon que se trataba de hacer la recreación literaria de un momento concreto de la sociedad jerezana, de una sociedad desaparecida. Las familias bodegueras siguen existiendo, pero los modos, los tipos de vida, ya no son los mismos.
P. Ese mundo tiene fama de cerrado y elitista. ¿Fue así?
R. Fue una sociedad de un gran brillo, eran muy ricos y tenían una relación estrecha con países extranjeros, sobre todo Inglaterra y Francia. Los jóvenes iban a estudiar fuera, aprendían la lengua de sus clientes. Y eso dio un tipo de sociedad que, lógicamente, se salía de lo normal en un pueblo grande: eran elitistas, cosmopolitas, viajeros...
P. ¿Cultos también?
R. No, no al menos en su conjunto. Sí había individuos sueltos bastante cultivados. La familia González empezó a darle carrera a sus hijos pronto, en los años veinte. Hacia los años cincuenta, todos empezaron a darse cuenta de que no se podía vivir sólo de una bodega eternamente, por rica que fuera.
P. Su libro señala el comienzo de la decadencia jerezana en la Guerra Civil. ¿Hasta dónde alcanza ese deterioro?
R. No sabría decirte. Aquí ocurrió lo mismo que en Europa tras la II Guerra Mundial, que la gente se paró a reflexionar después de haber vivido alegremente, como en El Gran Gatsby. Los sistemas de comercio internacional cambiaron, los cargos económicos estaban en manos de la familia y la mayoría de las firmas fueron a la ruina... Sólo los más listos pusieron en manos de economistas y expertos esos cargos de responsabilidad.
P. También culpa a la clase media de no haber sido una bisagra eficaz entre los ricos y los pobres.
R. No hablo de culpa, lo que digo es que la clase media era prácticamente inexistente. Es cierto que había profesores en el único instituto de Jerez, que durante mucho tiempo fue el único de la provincia de Cádiz; y médicos, abogados, cargos intermedios... Pero era una población de escasa importancia, y aunque era la más culta, tampoco era muy culta.
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