Edu y Oliveira lanzan al Betis a puestos de la Copa de la UEFA
La victoria puede ser una verdadera miseria. Ganar puede resultar de una labor de racanería. Una competición supuestamente excelsa puede llegar a convertirse en una prueba de la voluntad del espectador. Siempre habrá quien diga que el que se equivoca es el aficionado, que los que pagan sus abonos y sus partidos por televisión no saben nada, que lo importante es imponerse a cualquier precio. Otros creen que ganar por ganar es una filosofía que ya tiene bastante predominancia en nuestra sociedad como para extenderla a lo lúdico. Llorenç Serra Ferrer y Lucas Alcaraz plantearon un encuentro de esos, de inversor de Bolsa, con el único objetivo del beneficio. Uno ganó y otro perdió, pero lo ofrecido por los conjuntos que ambos dirigen es difícil que nunca convenza a nadie de que el fútbol es un espectáculo para disfrutar en el día libre de una dura semana de curro y, además, pagando una importante cantidad de dinero.
BETIS 2 - RACING 1
Betis: Doblas; Varela, Juanito, Melli, Luis Fernández; Joaquín, Capi (Alfonso, m. 88), Assunção, Edú (Pablo Niño, m. 83), Fernando (Arzu, m. 60) y Oliveira.
Racing: Aouate; Óscar Lozano, Bertín, Moratón, Nafti (Parri, m. 54), Matabuena (Arizmendi, m. 46) Pedro López, Morán (Marqués, m. 68), Benayoun, Regueiro y Javi Guerrero.
Goles: 1-0. M. 27. Edu. 2-0. M. 71. Oliveira. 2-1. M. 89. Arizmendi.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Juanito, Arzu, Doblas, Alfonso, Matabuena, Morán y Regueiro.
Unos 30.000 espectadores en el Lopera.
Ayer en Heliópolis, los bostezos comenzaron antes de haberse consumido ni siquiera cinco minutos del encuentro. El Betis dijo desde el primer momento que ese objeto amarillo no le era simpático, que era inocente de cualquier vinculación con el mismo. El Racing tampoco lo quería. ¿Quién se quedó con el balón entonces? Pues el aire, destino de los pelotazos de unos y otros, incapaces de hacer algo a ras de césped.
Alcaraz sacó una defensa de tres centrales que obligaba a Regueiro a cubrir a Joaquín. Una estrategia que nunca suma, que, como mucho, anula a uno, a otro, o a ambos. Los cántabros, castrado su principal activo en el ataque, no supieron qué hacer con el regalo de la pelota que le hizo el Betis.
A los sevillanos les vale con Oliveira y Edú. Ni siquiera hace falta que Joaquín haga algo útil -ayer bautizó un regate ventajista, a destiempo y, lo más importante, estéril como la joaquinina-. La calidad y la complicidad de los dos brasileños le permite al Betis una especulación infinita. Todos a defender que uno u otro ya nos sacarán las castañas del fuego. Así fue en dos jugadas puntuales, tanto Edú como Oliveira marcaron y el equipo venció. Fútbol no hubo, tan sólo el que salió de estos dos espléndidos futbolistas. La potencia de Oliveira y la astucia de Edú fue lo único reseñable de un encuentro de la llamada Liga de la Estrellas.
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