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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El don del equilibrio

A Philippe Herreweghe cada vez le interesan más los repertorios ajenos al que le viera nacer como músico. En su próxima aparición en Madrid dirigirá Bruckner -nada menos que la Novena sinfonía- y en alguna entrevista ha dejado traslucir que el barroco se le va quedando corto. Nadie lo diría después de escucharle las cantatas I, II, III y VI del Oratorio de Navidad bachiano, primera cita madrileña con las músicas propias de ese santoral que, como cada año, se avecina implacable. El director belga no parece haber perdido nada de esa frescura con la que siempre abordó a Bach y sí añadido a su bagaje una cierta mirada desde las consecuencias de la música del Cantor de Santo Tomás.

Conciertos de la Tradición

Collegium Vocale Gante. Philippe Herreweghe, director. Sibyla Rubens, soprano. Wilke Te Brummelstroete, contralto. Mark Padmore, tenor. Peter Kooij, bajo. Obras de J. S. Bach. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de diciembre.

El Bach de Herreweghe, éste de ahora, el del jueves en Madrid, destaca por su equilibrio, por el cuidado con que todo se dosifica para que el resultado sea de una exactitud en la que poco más parece caber. Y lo más interesante del asunto es que de ese punto de partida un poco matemático surge una calidez extraña, distinta a la que ofrecen las propuestas de Junghanel por la vía de la concentración o de Gardiner por la del sentimiento -hablando sólo de dos visitantes más o menos recientes-, no definitivamente entregada, en la que la ligereza es más de tempo que de espíritu por mor de ese preciso balance buscado en todo momento. Se podría ir más allá, pero a base de forzar el detalle, y eso no parece entrar en la concepción del director.

Para todo ello, Herreweghe cuenta con una buena orquesta -estupenda la concertino y el continuo- y un coro sensacional, de los mejores. Dieciséis voces en una pieza, que consiguen ser oídas juntas y por separado, hermosas, frescas y con la lección del canto barroco muy bien aprendida. Los solistas eran, por así decir, de pequeño formato, pero estupendamente adaptados al criterio del maestro, cantantes que se pasean desde hace años por la música de Bach con muy buenos resultados y que si no arriesgan demasiado, tampoco defraudan nunca.

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