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Columna
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¿Defender o jugar?

Nuestros políticos del PP siguen empeñados en mantener vivo el conflicto de la lengua presentándose ante la ciudadanía como fervientes defensores del valenciano. ¡Y un cuerno! Como muy bien decía Ernest Reig ayer, en estas páginas, "siguen manipulando los sentimientos de segmentos poco informados de la opinión pública... para distraer al personal de otras cuestiones.". Con más claridad, si cabe, se refería también, ayer, el ex consejero de Cultura, Ferrán Villalonga, al abordar el problema en Las Provincias: "El debate no es la lengua. Es un debate político... Aquí no caben dudas: el valenciano es el nombre que los valencianos damos al catalán cuando estamos en casa". Villalonga ve acertada la denominación "valenciano-catalán", y lamenta que algunos dirigentes del PP jueguen con el idioma "por miedo a perder votos de un sector que ni siquiera tiene probado su talante democrático". Porque de eso se trata, desgraciadamente. Contrasta esta serenidad y naturalidad con que un político liberal valenciano -en standby, por desdicha- se pronuncia sobre la lengua, sin recurrir a subterfugios, rodeos y evasivas. La misma serenidad y claridad con que se pronunciaba cuando ocupaba el cargo de Cultura. A pesar de que, desde la derecha reaccionaria, se tratase de hacerle la vida imposible. Lo ponía de relieve el mismo Villalonga en la entrevista citada, al referirse a la entrevista que tuvieron Zaplana y Pujol para tratar el tema lingüístico: "Hubo un documento que yo redacté que sirvió para una reunión entre ambos en Reus. Era una declaración de la posición del Gobierno valenciano respecto a la política lingüística. Y dejaba claro que la denominación del valenciano es valenciano. Pero también que la literatura se enseñaría como una unidad, que incluyera la Renaixença valenciana y la catalana.Y que se mantendría el estandar lingüístico del Boletín Oficial de la Generalitat". Para mantener esta claridad hace falta ser un político de convicciones firmes e incapaz de mentirle a su pueblo por un puñado de votos. Esto es defender, de verdad, nuestra lengua.

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