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Reportaje:

China y el dólar, las incógnitas de 2005

Los expertos creen que el actual ciclo ha tocado techo, pero aun así esperan un crecimiento considerable

La evolución del dólar y de la economía china son las principales incógnitas de la economía mundial para 2005, según los expertos. En un debate organizado en Londres por The Economist, varios economistas subrayaron que el año que acaba ha sido un ejercicio "excepcional" y que el actual ciclo expansivo ha tocado techo.

Países como China o India se han convertido en nuevos motores de crecimiento, pero el año ha mostrado también el potencial de Oriente Próximo, de Rusia y de Europa del Este, y ha devuelto a la senda de las oportunidades a países como Argentina.

El dólar es el nubarrón más inmediato que afronta la economía mundial. A juicio de Clive Crook, director adjunto de The Economist, el billete verde se enfrenta "a dos grandes riesgos". El primero es la posibilidad de "un mayor y más rápido declive, que lo pondría fuera de control". "En ese caso habría fuertes subidas de tipos de interés, lo que provocaría un parón del crecimiento", aseguró. El otro riesgo es "la posibilidad de que deje de ser moneda de referencia". "Siempre se ha dicho que eso ocurriría a largo plazo debido a su exposición, pero quizás ahora empecemos a verlo si hay un colapso de la confianza en el dólar". "El problema no es tanto que el dólar deje de ser moneda de referencia como que eso ocurra de manera brusca", aseguró.

El crecimiento en la zona euro, pendiente de la recuperación de la economía alemana

Los déficit presupuestario y exterior de Estados Unidos provocan la actual debilidad de la moneda norteamericana, pero a su vez esos déficit vienen provocados en parte por el hecho de que el dólar es la moneda de referencia, permitiendo a Estados Unidos "abusar un poco de su privilegio de firmar cheques sin tener el efectivo que los respalde".

La suerte del dólar está en parte en manos chinas. "China puede dejar de acumular dólares y eso reevaluará su moneda y acelerará el colapso del dólar. Pero hay otra tesis que dice que a China le interesa mantener su actual política para reafirmar su posición en el comercio mundial y va a seguir acumulando reservas en dólares", sostuvo Crook. "En el mercado se empieza a hablar de la posibilidad de que China y otros países empiecen a vender dólares y se espera una crisis financiera a 10 o 15 años vista", dijo. "El euro", añadió, "ha tardado menos de lo que se esperaba en tomar un papel como segunda moneda de reserva del mundo".

"China tiene las reservas en dólares y en algún momento cambiará a una cesta de monedas", explicó Gerard Lyons, economista jefe de Standard Chartered Bank. Pero señaló también que "en temas comerciales, el dólar sigue siendo la moneda dominante".

Deanne Julius, presidenta de Chatham House, prestigioso foro de debate mundial, aseguró que "la cresta del ciclo de crecimiento ha pasado" y subrayó que hay varios elementos de "fragilidad geopolítica" en el horizonte, principalmente el conflicto de Irak, que, a su juicio, "está muy lejos de haber acabado". "La fragilidad de la escena política hará más cautos a los inversores", advirtió. Julius vaticinó altos precios del petróleo, un dólar deprimido por el doble déficit, hasta el punto de que puede haber una intervención de europeos y japoneses, tipos de interés al alza en Estados Unidos, China, y, con menos posibilidades, Reino Unido, y baja inflación.

La presidenta de Chatham House enumeró seis puntos de especial interés para los negocios en 2005: China, India, Rusia, Polonia, Argentina y Turquía. En el caso de Argentina explicó que "continúan los beneficios de la devaluación; las exportaciones van muy bien; la inflación es el mayor riesgo, pero sigue por debajo del objetivo del 7%; el déficit presupuestario sigue dentro del objetivo; la situación no es muy estable, pero sigue pareciendo muy bien". Entre los puntos flacos citó "el paquete de la deuda, el sistema bancario y la propia historia". Y bromeó al recordar que los argentinos se refieren a sí mismos como "un país con un gran futuro detrás de él".

Robin Bew, economista jefe de la Economist Intelligence Unit, coincidió en que en 2005 se va a vivir una desaceleración del crecimiento mundial e identificó cinco posibles "riesgos globales": "El petróleo, la posibilidad de que se reduzca la liquidez, un eventual colapso del dólar que no creo que ocurra, las dificultades para que China tenga un aterrizaje suave y la seguridad". "Los mercados emergentes se han beneficiado especialmente en el año que acaba: China, Europa del Este, Oriente Próximo", dijo. "Japón ha estado mejor de lo esperado". Pero en el año que entra "Estados Unidos va a abandonar sus políticas de estímulo, los recortes fiscales van a ser muy modestos, la política monetaria se va a endurecer y el déficit se va a contener". "La subida de tipos va a tener impacto en los niveles de liquidez y el precio de las acciones, los consumidores ahorrarán más y gastarán menos y se van a poner en cuestión los precios del mercado inmobiliario", pronosticó.

"En la zona euro, el crecimiento está amenazado por el enfriamiento en Estados Unidos y Asia, la fortaleza del euro, la escasez de estímulo y las rigideces estructurales. No creo que suban los tipos en 2005 y es poco probable que el Banco Central Europeo haga algo por el euro", opinó.

Andrew Sentance, economista jefe de British Airways, sintetizó los problemas de la zona euro en la demografía y la situación de Alemania. "Entre 1996 y 2005 la demanda creció casi el doble en EE UU que en la zona euro, el producto interior bruto (PIB) creció 1,4 puntos por encima, pero el PIB por habitante creció sólo medio punto más (2,3% frente a 1,8%)", explicó. Sin embargo, "casi la mitad del diferencial entre la zona euro y Estados Unidos se debe a Alemania", aseguró. "La política monetaria del euro no es la que necesita Alemania", se lamentó.

"Aunque la tasa de paro en la zona euro es muy superior a la del Reino Unido, el crecimiento del empleo ha sido el mismo desde 1996", comparó. "El desempleo es un problema, pero también una oportunidad. Con las políticas adecuadas puede ayudar a un crecimiento futuro", aseguró. "El problema demográfico no se va a solucionar a corto plazo", observó. "Lo único que podría ocurrir es un cambio radical en la política de inmigración, pero el debate no va en general en esa dirección".

Zona comercial del centro de Shanghai (China).
Zona comercial del centro de Shanghai (China).EFE

El aterrizaje

El futuro inmediato de la economía china centró gran parte de los debates. "La gran cuestión es qué tipo de aterrizaje tendrá China", aseguró Robin Bew. "Hay exceso de suministro en algunos sectores, como el del automóvil, y el Gobierno tendrá que incentivar una desaceleración de la inversión, que crece a un ritmo del 30% anual, y aumentarán las quiebras. Entre los mayores riesgos está el del que el Gobierno acabe haciendo políticas yo-yo porque no está seguro de lo que hay que hacer. Puede haber un aterrizaje suave con algunos daños colaterales, pero hay posibilidades también de reaceleración, e incluso de un aterrizaje brusco".

Gerard Lyons, economista jefe de Standard Chartered Bank, enfatizó que "las autoridades chinas están haciendo hasta ahora un trabajo fantástico". "El problema es la sobreinversión, que puede acabar provocando un aterrizaje duro", coincidió. "Las zonas de Hong Kong, Shanghai y Pekín van bien; la región junto a Corea y el oeste del país no van tan bien".

Deanne Julius destacó la enorme capacidad de ahorro doméstico de China, que en 2003 les permitió ahorrar el 87% del PIB, "algo increíble", comentó, y el "clásico boom de las infraestructuras": "Son capaces de añadir este año y el próximo una capacidad energética equivalente a todo el Reino Unido". "En octubre realizaron la primera subida de tipos de interés en nueve años", destacó. "Hay riesgos", advirtió, "pero más geopolíticos que económicos, sobre todo con Taiwán (por acción militar) y la crisis de Corea del Norte".

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