Soberbia remontada del Mallorca, con tres goles en ocho minutos

Se enfrentaron ayer en Son Moix el peor equipo local de la Liga y el peor visitante. Los dos colistas, Mallorca y Numancia: dos firmes candidatos, por el momento, al descenso a Segunda División. Y el choque se saldó con una increíble remontada del Mallorca. En ocho minutos, el equipo de Cúper dio la vuelta a un 0-2 que le habría empujado al abismo. Los jugadores del Mallorca se negaron a fracasar: in extremis, cedieron la última posición de la tabla a un rival directísimo que se deshizo en los minutos finales.

El Mallorca ganaba así por primera vez en casa en la presente temporada, mientras que el Numancia, con un partido serio hasta que se demostró lo contrario, a punto estuvo de romper sus pésimas estadísticas a domicilio.

En los últimos partidos, se le había observado al Mallorca una mayor solvencia defensiva y una capacidad antes inexistente para crear oportunidades de gol. Pese a que el equipo balear está ahora más armado atrás, el Numancia rompió el dispositivo de seguridad de Cúper con la suma de diversos factores: a una desgraciada intervención del portero balear Westerveld se le añadió la inspiración y el oportunismo de Tevenet, que sorprendió con un disparo desde más de treinta metros.

Lejos de conformarse, el Numancia volvió a marcar en la segunda mitad: Juan Carlos Moreno inventó un golazo incontestable desde la frontal del área para certificar una victoria que se intuía clara.

Hasta la recta final, el Mallorca, que tuvo el balón todo lo que quiso y más, no supo abrir brecha en el muro formado por los cinco defensas sorianos. Los baleares se habían reanimado tras el descanso y no tardaron en comenzar a acumular ocasiones.

Cuando los delanteros del Mallorca, que no habían acertado ni una en todo el partido, metieron el primero, no pararon hasta lograr la remontada. A diez minutos para el final, Delibasic cabeceó a gol un córner botado por Campano. Pocos segundos después, se repitió la jugada y ésta vez fue Luis García quien remató de volea a la red. Cuando un Numancia en estado de shock ya firmaba el empate, el propio Luis García se revolvió una vez más en el área, para sacar al Mallorca del pozo. Lo consiguió a base de rabia y miedo.