Demasiadas exigencias para Rafael
Que nadie se engañe. Rafael Nadal estaba para jugar ayer el partido de dobles. El único problema era que la demanda de energía mental y física que se habría exigido a su cuerpo nos habría creado más dificultades para elegir al jugador para el quinto punto individual de hoy. Es decir, si el mallorquín hubiera jugado el punto del doble, tal vez se habría autodescartado para enfrentarse a Mardy Fish. Y eso es justamente lo que queríamos evitar. La incorporación de Juan Carlos Ferrero en el doble no sólo le permitía disputar un punto en esta final, sino que le habilitaba para jugar en la última jornada. Ahora, a pesar de lo que ocurrió en el doble, tenemos a tres jugadores preparados para ganar un hipotético quinto punto si fuera decisivo: Nadal, que probablemente jugará si no surgen problemas; Ferrero y Robredo.
El partido ante los Bryan evidenció que nos estábamos enfrentando a una de las mejores parejas del mundo. No nos dieron ningún margen. En la primera manga, tanto Robredo como Ferrero tuvieron el sentimiento de no dominar ni controlar los conceptos de lo que debe ser un doble. Después, en la segunda, lograron restar con más efectividad y pusieron a prueba a los estadounidenses. Sin embargo, descubrieron que, bajo presión, los gemelos mejoran notablemente su rendimiento. Y aquello acabó con cualquier esperanza. En el tercer set no hubo convicción en nuestras posibilidades.
Sin embargo, la decisión nos parece correcta. Nos vamos al tercer día de la competición con la impresión de que ni Ferrero ni Robredo encontraron su lugar en la pista y de que ninguno de los dos logró alcanzar el nivel al que son capaces de jugar. Pero nosotros, el G-3, hemos estado pensando más en el resultado global de la eliminatoria que en el punto del doble. Es cierto que no se ha tratado de un doble convencional. No han tenido tiempo de prepararse mentalmente y ni siquiera de entrenarse. Era muy difícil que jugaran un buen partido. Pero el punto en sí era ya muy complicado para nosotros. Si hubiera jugado con la pareja habitual, con Nadal y Robredo, tal vez el partido habría resultado más disputado y habría habido un desgaste físico mucho mayor, pero probablemente habría concluido también con una derrota.
Gracias a todo eso, hoy tenemos más armas en la mano. Esperamos que Carlos Moyà pueda decidir ya en el primer partido contra Andy Roddick porque ganar la Copa Davis se ha convertido en uno de sus principales objetivos y le encantaría ser él quien diera el tercer punto. Moyà tiene armas para superarle y puede volverle loco con su drive. Pero, si no, nuestras opciones para afrontar a Mardy Fish en el quinto punto son muy buenas.
Josep Perlas es miembro del G-3 y entrenador del tenista argentino Guillermo Coria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.