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Entrevista:CARLOS PASCUAL | Presidente de la Fundación del Valencia CF

"No vamos a ser sólo un órgano de censura"

Miquel Alberola

Cuando la paz social llegó al Valencia CF, su mayor accionista, Juan Soler, propuso al notario Carlos Pascual ser presidente del Valencia. Le dijo que no podía ser. No tenía tiempo ni posibilidades de dedicarse. Creía que no sería un buen presidente del Valencia por la pasión que le gusta seguir poniéndole al fútbol. Ni siquiera tenía acciones para serlo con estabilidad. Y además, ser presidente de un consejo de administración de una SA supone una responsabilidad demasiado arriesgada. Aún así, Pascual le propuso relanzar la Fundación para que el club perdiese su apariencia siniestra, y ha acabado presidiéndola.

Pregunta. ¿Fue idea suya relanzar la Fundación?

Respuesta. La gran rémora del club era que tenía siempre una sospecha de pelotazo, de actuación subyacente y de pretensión inconfesable. Le sugerí a Juan Soler que consiguieran aglutinar a un grupo de personalidades afectas al Valencia, pero claramente imparciales, que supusieran un referente para avalar sus actuaciones, que fueran una especie de auditoría social voluntaria para el Valencia ante actuaciones complicadas, como el proceso de urbanización del campo. Además el club tenía la fundación amortizada, sin actividad. Juan Soler, desde entonces, ha sido el que más interés ha tenido en que se recuperase.

"El Valencia no puede arrogarse ser el equipo de la Comunidad Valenciana"
"Acepté presidir la Fundación a cambio de renunciar a presidir el Valencia"

P. ¿Y por qué la preside usted?

R. Es como en la mili, cuando uno desfila bien acaba de gastador y hace más mili que Cascorro. La idea les gustó y a cambio de decirles que no a la presidencia del Valencia, tuve que aceptar la otra. El trasfondo que me hace ser blando es que me gusta. La asumí por generosidad y me gustaba. Lo único que me preocupaba es que tenía otras muchas ocupaciones.

P. ¿Ha ayudado a la refundación del proyecto que haya una transacción patrimonial en perspectiva que ha enfrentado al club y al Ayuntamiento?

R. Podría ser así, pero yo creo que no. Yo no intervengo en los consejos del Valencia ni sé qué se cuece ni cuáles son sus relaciones con la Administración pública.

P. Pero usted ha hablado de un "organismo para velar por la transparencia" en la venta del estadio.

R. Cuando Juan Soler me instiga para que presida la Fundación, a los pocos días en el protocolo de intenciones son los propios consejeros los que incluyen que para garantizar frente a todos la transparencia del proceso de recalificación urbanística se dará audiencia a la Fundación, pero no nos ponen como paladines de una causa agresiva. No venimos con la espada desenvainada para ver qué cabezas cortamos. Ni tenemos competencias, ni nos gusta, ni es nuestra misión, ni nuestro talante. No vamos a ser sólo un órgano de censura. Somos referente y estamos en un punto de intersección entre el Valencia, la Administración y la sociedad valenciana. Hemos asumido una responsabilidad social importante. Lo que justifica que yo esté es que el Valencia con esto responde a la responsabilidad social. El fútbol es un factor de dinamización social de primer orden y está obligado a eso. Puede hacerlo porque maneja mucho dinero, porque es capaz de atraerlo y porque la Fundación es un vehículo adecuado, por razones de ventajas fiscales, para canalizar ese dinero que atrae y que al Valencia, como SA, no se lo van a dar.

P. ¿Ya puede concretar dónde se va a centrar esa responsabilidad social?

R. Tengo una serie de ideas embrionarias en la cabeza, pero vamos a buscar gestores que las diseñen y las definan porque sólo con un proyecto definido podremos encontrar patrocinadores. Una cosa que se me ha ocurrido es un congreso científico sobre el impacto económico indirecto del fútbol en sus entornos respectivos y cómo influye en las relaciones sociales y en los modos de cambios de vida y en las costumbres de los jóvenes.

P. Eso cuesta dinero. ¿Cómo piensa conseguirlo?

R. El Valencia va a dar una contribución genérica. Hay que recalcar su total disposición en este proyecto. Se ha arriesgado a tener un grupo de personas independientes en su fundación, y además el presidente, a diferencia del Madrid y el Barcelona, no coincide con el del club. Eso ya es un acto de generosidad.

P. Los miembros de su directiva son patronos de la Fundación.

R. Quince sobre 55. Van a dar una contribución genérica y la idea es firmar un convenio marco por lo menos de cuatro años en el que barajamos una cifra de unos 600.000 euros por lo menos al año. La Fundación del Madrid tiene unos presupuestos de seis millones de euros, la mitad los pone el club y la otra mitad patrocinadores. Si el Valencia nos da 600.000 y nosotros conseguimos otros tantos, ya sería un presupuesto cómodo para empezar.

P. El impulsor de la Fundación en su primera etapa, Juan Martín Queralt, soñó que la burguesía valenciana estuviese "a la altura de su tiempo". Entonces no lo estuvo. ¿Lo estará ahora?

R. La burguesía es la gran clase del siglo XX, y Valencia a lo mejor ha adolecido de una burguesía culta en una etapa determinada y estamos padeciendo esa rémora. Pero el fútbol une a burgueses, aristócratas, plebeyos, mujeres, hombres, izquierdas, derechas, gordos, viejos... Habría que hablar de por qué la sociedad valenciana no estuvo entonces a la altura. No tengo argumentos concluyentes. La sociedad valenciana, a la que siempre se la acusa de indolente, desorganizada y difícilmente motivable, creo que, por el contrario, es apasionada, barroca, creativa y tan buena o mejor que cualquier otra. Lo que pasa es que hay que entenderla. Creo que en muchos de esos casos fallan los gestores.

P. Uno de los objetivos de Martín Queralt fue conseguir que el Valencia fuera representativo de una amplia parte de la Comunidad Valenciana. ¿Lo asume?

R. Lo asumo, pero creo que el Valencia es de todos los que quieran ser del Valencia. El Valencia no puede arrogarse ser el equipo de toda la Comunidad Valenciana. El Levante, el Villareal, el Hércules, el Elche... todos tienen su afición. Sería bueno que el Valencia pudiera ser el equipo de la Comunidad Valenciana, pero no puede arrogarse la hegemonía.

P. A menudo da la sensación de que el ritmo histórico del Valencia CF no ha ido parejo al resto del país y es, en ese sentido, una institución que no ha hecho del todo la transición.

R. El Valencia y cualquier club de fútbol. Está lleno de ejemplos. El mundo del fútbol se disloca cuando llegan las televisiones. Ya no se fichan los jugadores: se invierte en ellos. Se manejan unos presupuestos demasiado importantes para unas personas que no están preparadas porque están distorsionadas. Eso tarda en encajarse, pero en el Valencia las cosas ya se han reconducido un poco. Ya tiene otras personas al frente y unos planteamientos más rigurosos, más adecuados. También es verdad que estas sociedades anónimas no pueden vivir con planteamientos de rigor empresarial: la gente no se lo permite.

P. ¿Hará la Fundación para sofocar el brillo agrícola y ganadero que ha tenido el Valencia estos años?

R. Claro que sí. Hemos predicado con el ejemplo. A quien más va a favorecer la Fundación es al Valencia CF.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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