Fábula legendaria

Bajo la tutela del ideógrafo -como a él le gusta que le llamen- Peter Molyneux, el estudio británico Big Blue Box ha invertido cuatro años en realizar Fable, un proyecto que ambiciona ser revolucionario por su sistema, en el que cada acción tiene su reacción y por una avanzada inteligencia artificial. La base donde este experimento se produce es una aventura con mucho rol y bastante acción. El objetivo es evolucionar a un héroe desde su adolescencia hasta convertirlo en un ser respetado u odiado en las tierras de Oakvale.

El disco mete de cabeza al jugador en la trama, sin largas introducciones de vídeo que contextualicen el inicio de la historia. Desde el primer instante el guión se descubre poco a poco con las acciones del protagonista. Así, se escribe en el diario personal del futuro héroe que el día del cumpleaños de su hermana Theresa unos bandidos atacaron el pacífico poblado de Albion y acabaron con la vida de todos sus habitantes, incluidos sus padres. A pesar de que intentó oponer resistencia con tan sólo 15 años, una especie de mago llamado Maze se lo impidió y le teletransportó hasta la guarida de los héroes. Ahí niciará su formación como héroe.

La interacción social, empezando por el alineamiento del protagonista, desempeña un papel importantísimo, y ello provocará que la historia se desarrolle en un sentido u otro. Un ejemplo: al empezar el juego se descubre a un aldeano engañando a su mujer. Si se acepta mantener su secreto a cambio de unas monedas, un icono con cara de demonio indica que se ha cometido una pequeña fechoría. Si por el contrario, se explica a la engañada esposa el desliz de su compañero, un ángel aparece y el contador de buenas acciones aumenta. No sólo eso, sino que la mujer saldrá corriendo a pillar con las manos en la masa a su marido al que le caerá una gran bronca con frases como "Mi madre tenía razón...". Molyneux y su manía de verlo todo blanco o negro.

Todo lo que se dijo previamente al lanzamiento de Fable no se ha podido incluir, por ambición, por complejidad o por incapacidad técnica para integrarlo, o simplemente porque una consola no da para tanto. El juego es más lineal de lo anunciado en sus misiones principales. El tiempo pasa y se hace notar en el ciclo día-noche y en el físico del protagonista, que se engordará si su dieta es grasa y hace poco ejercicio o estará hecho un maza con cicatrices infligidas en distintos combates que le marcarán para toda la vida.

Es fundamental alinear al héroe con el bien o con el mal, obtener puntos de experiencia recogiendo las orbes mágicas que dejan los enemigos al ser derrotados y entrenarle en las distintas disciplinas de combate, así como en los oficios y la magia. Hay que crear una leyenda, y para ello todo vale, como pagar unas monedas de oro a los bardos para que canten las hazañas y conseguir que todo el mundo le llame por el apodo que más le guste. De lo contrario se arrastrarán motes como "el rey de las gallinas".

Mientras se dejan las gestas heroicas para mejor ocasión, es posible incluso casarse con una bella doncella y comprar una casa. El amor se puede comprar con regalos y posturitas frente al ser deseado o bien forjando una fama legendaria que hará que las damiselas enloquezcan con sólo dirigirles la palabra.

El comercio está muy desarrollado, ya que se pueden comprar casas, armas, ropa y complementos. La forma de ganar monedas es igualmente variada, desde completar las misiones hasta ganar partidas a juegos de mesa como el Blackjack o las Parejas contra los aldeanos. Hay que aprovechar porque juegos atrevidos como éste aparecen muy de vez en cuando.