Desde Queralt, el impulsor, al enfrentamiento con Paco Roig

Desde su creación, el 17 de abril de 1996, la Fundación del Valencia ha estado sometida a continuos vaivenes y polémicas por su control. El objetivo de la entidad fue el de "democratizar al club, extender el accionariado y mantener la titularidad pública de lo que siempre ha sido público", según expresó su impulsor, Juan Martín Queralt. Es decir, la Fundación pretendía que el presidente Francisco Roig hiciera bueno su lema electoral de Un Valencia para todos y no acumulara acciones a diestro y siniestro. No lo consiguió.

Roig se llenó de títulos conseguidos a través de familiares, amigos y de una red de testaferros. Y la Fundación, en marzo de 1997, presentó una demanda civil contra el consejo de administración por vulnerar el espíritu democratizador con el que se había aprobado la ampliación de capital. El Tribunal Supremo validó la ampliación de capital de Roig y obligó a la Fundación a pagar los gastos del juicio, unos 600.000 euros, una cantidad que la institución no tenía capacidad de afrontar y cuyo pago hubo de adelantar el Valencia. A cambio, eso sí, de obligar a la Fundación a doblarse a sus intereses.

La directiva de Roig modificó los estatutos de la entidad para utilizar las acciones de la Fundación en las elecciones a la presidencia, y Queralt dimitió. "La Fundación tenía una idea básica", explicaba ayer Queralt, "que el Valencia fuera de los socios, pero no tuvimos la ayuda de la directiva y fuimos a un contencioso. Nuestro camino estuvo plagado de espinas y contenciosos. Espero que ahora sea diferente".