Una blanca cuenta atrás
Miles de aficionados esperan el comienzo real de la temporada de esquí tras un fin de semana decepcionante
Todavía con los dientes largos por no haber podido disfrutar del primer fin de semana de esquí, los aficionados vascos ultiman los detalles para estrenar las pistas de nieve en el puente de la Constitución. Sólo Baqueira-Beret (Lleida) y Valdezcaray (La Rioja) pudieron abrir sus instalaciones y no a pleno rendimiento, lo que ha hecho recular a muchos esquiadores a la espera de la masa de aire frío cuya llegada al Norte peninsular esta prevista para estos días.
Pese a que en el País Vasco y Navarra no existen instalaciones para la práctica del esquí alpino, el rey de los deportes de invierno, la comunidad foral sí cuenta con una estación de esquí de fondo: Larra-Belagua. En sus pistas de más de 26 kilómetros se pueden aprender los rudimentos de este deporte, conocido como el maratón de invierno. Sin embargo, los aficionados al alpino y al snowboard tienen en la orografía vasca a su principal rival: "Nos faltan 500 metros de altura en nuestra cumbre para que fuesen viables la construcción de pistas de esquí", señala Alberto Serrano, secretario de la Federación Vizcaína de esta modalidad.
El País Vasco y Navarra suman unos 9.000 federados en deportes de invierno
De estas necesidades de pistas, los esquiadores vascos han hecho virtud, en forma de volante. En la actualidad, entre Navarra y País Vasco existen unas 9.000 licencias, con Vizcaya y la comunidad foral a la cabeza, a los que hay que sumar las varias decenas de miles de personas que practican de forma ocasional estos deportes o que, simplemente, se niegan a federarse. Para todos ellos, el invierno supone un período de madrugones y carretera. Para llegar al Pirineo aragonés, meca de los esquiadores norteños, los sufridos deportistas tienen que recorrer entre 300 kilómetros (desde Pamplona) y 700 (desde Bilbao) en largos viajes con carreteras de montaña colapsadas por cientos de vehículos. "Es algo que tenemos asumido", reconoce Serrano; "no nos preocupa y, además, no tenemos otra vía de escape para esquiar".
Otros de los destinos favoritos de los deportistas de invierno son las pistas de la vertiente norte de los Pirineos, tanto en Francia como en Andorra, además de las catalanas. Nombres como La Mongie, Cauterets o Vallnord son de sobra conocidos por los vascos, así como los Alpes, que pese a su lejanía, son el objeto de multitud de viajes organizados de una semana de duración y desde todas las capitales vascas.
Con el paso de los años, el presunto esnobismo de los esquiadores ha quedado como una coletilla en la imaginería popular, pero ya no se atiene a la realidad. "No se trata de un deporte barato, pero sí se puede asegurar que es accesible para todo el mundo", prosigue Serrano.
Sin embargo, si el desembolso inicial en torno a los 300 euros o los desplazamientos, cifrados entre los 60 y los 300 según la estación elegida y las comodidades de que se quiera disfrutar, son asumidos por todos los esquiadores, muchos son reacios a pagar 45 por una licencia anual, lo que conlleva muchos riesgos. "No hemos conseguido concienciar a todos los esquiadores de que la licencia es vital, ya que, además de para identificarse, conlleva un seguro válido para toda Europa", resume Serrano. De igual opinión es Pedro Sanz, presidente de la Federación Navarra de Deportes de Invierno: "Muchas personas no son conscientes de que la Seguridad Social no se hace responsable de los accidentes deportivos. Es vital estar federado ya que con el seguro se pagan los viajes, la rehabilitación,..."
En la Seguridad Social todavía se hace la vista gorda respecto a estos percances, pero una lesión en Francia o en Andorra le puede costar a un esquiador sin seguro varios cientos, o incluso miles, de euros: "Si, por desgracia, tiene que actuar un helicóptero en el rescate, el accidentado deberá pagar más de 3.000 euros sólo por el traslado. Y sin contar la posterior asistencia médica", explica Serrano.
Por historias como ésta, durante toda la semana se esperan largas colas para la renovación de las licencias. "Todos pensamos en la licencia un día o dos antes del primer día de esquí de cada año, así que nosotros estamos sumergidos en plena temporada alta", se señala desde la Federación Vasca.
La cuenta atrás ya ha comenzado, con un ligero retraso, aunque desde las estaciones ya se ha avisado que todas las instalaciones están dispuestas a acoger a la primera gran oleada de esquiadores alpinos, de fondo o snowboarders, además de a miles de montañistas (en Euskadi hay más de 60.000) que ya se frotan las manos con la llegada de lo más crudo del invierno.
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