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Reportaje:XIII CONGRESO REGIONAL DEL PARTIDO POPULAR

De funcionaria a estrella rutilante

La nueva presidenta del PP de Madrid aglutina el apoyo del ala más liberal del partido y de los seguidores de Aznar

Pío García-Escudero, ya ex presidente del PP madrileño, elogió ayer al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, con un calificativo que tomó prestado del entusiasmo de un compromisario. Estuvo de acuerdo con ese militante en calificar a Gallardón de "político galáctico". Poco después, cuando Esperanza Aguirre, de 52 años, se dirigía a sus partidarios como nueva presidenta regional del PP, el mismo afiliado gritó de nuevo: "¡Galáctica!".

Galáctica o sólo rutilante, Aguirre es una estrella en fulgurante ascenso dentro del PP. Su discurso tuvo ayer clave nacional. Y tanto en las formas como, sobre todo, en el fondo tiene más elementos de similitud con los que pronunciaba José María Aznar que con los de Mariano Rajoy. Por ejemplo, Aguirre dijo: "Quiero colocar a Madrid a la cabeza de España y a España en el lugar que merece en el mundo". Ese lugar, evidentemente, no puede ser nunca "el rincón de la historia" del que abominaba Aznar. Y ella también, como Aznar, empezó su carrera política cuando era funcionaria. Como él, cosechó derrotas (el 25-M de 2003), pero ahora gobierna el principal bastión de poder para un PP desalojado de La Moncloa.

Sus partidarios se cuentan entre los admiradores de Reagan y de Thatcher

La similitud no sólo afecta al discurso. Aguirre se define como liberal, y es en el ala de un liberalismo más radical dentro del PP donde aglutina mayores simpatías. Sus admiradores se cuentan entre aquellos que tienen en políticos como Ronald Reagan o Margaret Thatcher el modelo a seguir. Los que creen que hay que imitar su falta de complejos para defender que "no existe la superioridad moral de la izquierda". Los que reclaman tomar ejemplo de su arrojo para poner en práctica un ideario que no busque ni similitud ni complicidad con la izquierda. Los que admiran a Reagan y a Thatcher como motores del derribo del Muro de Berlín. Y Aznar es uno de ellos.

Ella lo dejó claro ayer. Enarboló su "fe en la libertad", esgrimió el "patriotismo" para defender la nación española, denostó la "política exterior de los socialistas, que se arroja en brazos tan siniestros como los de [Hugo] Chávez o el dictador Fidel Castro", y defendió ponerse al lado "de la gente corriente". No es un esquema distinto del que ha llevado a la victoria a George Bush en EE UU. Además, la palabra convicciones forma parte de su más querido vocabulario.

En la actual dirección del PP, Aguirre mantiene la mejor relación desde hace años con Ángel Acebes. Ella elogia de él que es "un político de convicciones", y ambos crecieron en política bajo la tutela de Aznar.

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Aguirre se deshizo ayer en elogios hacia Rajoy: Ensalzó "sus lecciones de firmeza, sentido político, elegancia y sabiduría parlamentaria, y su auténtico talante". Pero Rajoy es otra cosa. Una anécdota: el militante que gritaba galáctico a Rajoy, además, le llamó "¡monstruo!". Él le contestó que confiaba en que no lo dijera "en sentido literal".

Y es que la conexión que Aguirre logra con sus fieles se parece también mucho a la que llegó a tener Aznar con los suyos. Pese a su antipatía, entusiasmaba a su afición... quizá por un punto de hombre corriente. Y eso mismo, en simpático, lo exhibe Aguirre. Y, como él, también despierta grandes antipatías.

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