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Reportaje:

Un lazarillo para ver teatro

Un grupo de invidentes siguió el sábado una función de 'Mar i Cel' gracias al sistema de audiodescripción creado por la ONCE

Clara Blanchar

"La luz comienza a bajar. Sala y escenario están a oscuras. En un cartel se puede leer: Madrid, año 1069". Esto, que es la descripción de lo que ocurre justo cuando comienza una función de Mar i Cel, de Dagoll Dagom, es una obviedad para cualquier espectador. Pero no para los invidentes. Necesitan que alguien les cuente lo que ocurre en el escenario y que escapa a los diálogos: desde los decorados, hasta los movimientos de los protagonistas. En esto consiste el sistema de audiodescripción, el AudioDesc, un método creado por la ONCE mediante el que un narrador transforma el lenguaje visual en oral para que los invidentes puedan comprender el contexto del espectáculo en cuestión. Situado en una cabina, el narrador se convierte en los ojos de los que no ven, que siguen las descripciones gracias a unos auriculares como los que se utilizan para la interpretación simultánea.

"Tendría que haber más oferta, y no sólo en el teatro, sino en la tele y el cine".

El sábado por la noche, AudioDesc permitió seguir en condiciones la función de Mar i Cel en el Teatre Nacional a un grupo de 40 invidentes. "Habitualmente lo hacen los amigos o familiares. Pero, aunque sea en voz muy bajita, molesta al resto de espectadores", explica el responsable de Servicios para Afiliados de la ONCE en Cataluña, Enric Botí. También invidente, Botí no se perdió la función del sábado y a la salida felicitaba al narrador, Albert Vidal, por su trabajo.

Tratándose de un musical, Vidal no lo tuvo nada fácil: "Habitualmente aprovechamos los fragmentos de música para describir lo que ocurre, pero en un musical la letra de las canciones es fundamental y no la podemos pisar". Con éstas, el narrador tuvo que aprovechar cualquier silencio, por breve que fuera, para relatar lo que sucedía en escena. A veces, en un segundo. Una fracción que permite decir "hasta cinco palabras", asegura Vidal. Frases breves como: "Entra Saïd en escena", "baja las escaleras", o "se besan apasionadamente".

"A veces, en otras obras de teatro, ocurre al revés. Hay silencios largos y tienes que llenarlos para no inquietar a los que te escuchan. Entonces describimos minuciosamente cada gesto o cada mirada de los actores", explica el narrador, cuya formación de actor y director de teatro ayuda a encontrar las palabras justas.

Maite Fresno también es invidente y el sábado siguió atentamente las descripciones de Vidal. "Sin ellas no entendería muchas escenas y perdería la trama", señalaba en el descanso. Pero como para Enric Botí y el resto de espectadores con problemas de visión, la función con AudioDesc fue "una excepción". "Tendría que haber más oferta, y no sólo en el teatro, sino en la tele y el cine", es el reproche que aparece tarde o temprano.

Botí no se muerde la lengua y habla de "ceguera social". "La Administración debe garantizar el derecho al acceso a la información y la cultura de todos los ciudadanos, también de los que tenemos problemas de visión, que somos unas 150.000 personas", manifiesta. "Y no cuesta tanto", apunta. En países como Alemania, la ley obliga a las televisiones públicas a audiodescribir el 40% de las emisiones, que se pueden seguir gracias al sistema estéreo. En el Reino Unido, el 4% de las películas que salen al mercado tienen la pista del narrador.

Pero en Cataluña, las sesiones del Teatre Nacional, una función por obra, o del Liceu, son una excepción. El panorama televisivo no es más alentador. En TV-3, en toda la temporada pasada, sólo se pudo seguir con AudioDesc la serie Majoria Absoluta.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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