"Se nos aparta injustamente"

La contundente derrota (3-0) ante el Barcelona y el empate (1-1) en la Liga de Campeones contra el Bayer Leverkusen (1-1) han reabierto el debate en el Bernabéu sobre si el Madrid vive o no el final de un ciclo. El equipo blanco recibe hoy al Levante, que suma dos derrotas seguidas, contra el Deportivo y el Betis, en un partido que marcará si sale de la crisis o se hunde en ella.

El técnico blanco, Mariano García Remón, defendió ayer la primera vía: "Es importante recuperar la senda del triunfo. Después de dos partidos sin ganar, vemos el encuentro como una revancha". Sufre la baja de Zidane, aquejado de una lumbalgia, y ha ensayado con Beckham en la banda derecha, Figo en la izquierda y Guti y Celades como pareja de pivotes.

"Confío en los que van a jugar y las plantillas son las que tienen que solucionar las temporadas. Es difícil que sólo once futbolistas puedan hacerlo", añadió García Remón, que luego se lamentó en tono de protesta: "Se nos está apartando de las tres competiciones injustamente. Y recuerdo que estamos vivos en las tres. Que no nos aparten de nada. Se están haciendo críticas muy duras al Madrid y mis futbolistas sufren porque son personas. Parece que están envueltos en una coraza, que no se enteran de nada y que no viven la realidad, pero todo les afecta más de lo que la gente piensa".

A su vez, Guti reconoció que el Madrid "necesita un reactivo" y avisó del peligro del Levante: "Será un rival incómodo. Nos dará mucha guerra. Son la revelación y no les importa recibir goles porque tiene gente delante para marcar".

El Levante estará apoyado en el Bernabéu por unos 2.200 seguidores, según su delegación de peñas, lo que puede suponer el desplazamiento de seguidores azulgrana más numeroso de su historia, tras el de la temporada pasada a Jerez para disfrutar del ascenso a Primera. El club ha fletado 20 autobuses y muchos aficionados viajarán en sus coches particulares. Schuster tiene la duda del delantero Manchev, con una contractura, y ha instado a sus jugadores a sacudirse el miedo escénico y jugar "como siempre".