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La instalación para pruebas ciclistas, que costó seis millones hace 14 años, se quedó a medio hacer

El velódromo de Carabanchel, pensado para albergar campeonatos de ciclismo al más alto nivel, con 25.000 metros cuadrados de superficie y capacidad para 5.000 espectadores, es un proyecto del anterior gobierno municipal que se quedó a medio hacer, y que el actual equipo de Alberto Ruiz-Gallardón va a utilizar como albergue para indigentes este invierno y, más adelante, para acoger pistas de fútbol. Por el camino se ha quedado un proyecto que, aun sin estar finalizado, se tragó casi seis millones de euros de las arcas municipales.

La instalación no está incluida en el proyecto olímpico de Madrid 2012, que prevé la construcción de un velódromo nuevo junto al estadio de La Peineta, entre San Blas y Barajas (al noreste de la ciudad). Pero el vicealcalde, Manuel Cobo, asegura que, si Madrid es elegida para albergar los Juegos, la pista del antiguo velódromo se aprovechará. "Trasladaríamos la pista, que es lo más valioso de esa instalación y lo más caro, y la instalaríamos en el nuevo velódromo", explica. Cobo justifica la no inclusión de la instalación original en el proyecto olímpico por su "mala ubicación". "No es un buen lugar, está demasiado alejado del anillo olímpico", dice.

El vicealcalde admite que, antes de trasladar la pista, ésta tendría que ser sometida a un riguroso tratamiento de restauración, porque 14 años de abandono del velódromo y su ocupación esporádica por familias de mendigos o yonquis la han dejado en un estado lamentable.

En el caso de que Madrid no fuese elegida sede de los Juegos, el Ayuntamiento "se pondría en contacto con la Federación Nacional de Ciclismo para ver qué se puede hacer con la pista del velodromo". El solar, de cualquier modo, será transformado en campos de fútbol, "que es lo que necesita el barrio".

Esa pista se fabricó en 1990 con una madera especial traída expresamente de la República Democrática del Congo, y absorbió buena parte de los 5,6 millones de euros que el Consistorio madrileño gastó entonces en la construcción de esta gran instalación deportiva, nunca utilizada.

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