Un hombre ligero de equipaje
La nueva dirección refuerza la figura del presidente, separa el partido del Consell y crea contrapesos al zaplanismo
"Vengo ligero de equipaje pero arropado por el mejor partido". La frase, pronunciada por Francisco Camps en la jornada inaugural del congreso regional del PP, se convirtió ayer, tras los incidentes de Elche, en una verdad a medias. Una verdad a medias porque Camps, por ahora, sólo está en condiciones de responsabilizarse de su propio proyecto político, pero no de una estructura orgánica pendiente de renovación en los estamentos inferiores y de unos grupos institucionales en los que sigue presente el zaplanismo.
Camps, pese a todo, ha elegido sus tiempos y su propio modus operandi para reforzar su liderazgo. La nueva dirección del PP de la Comunidad Valenciana, pese a lograr un 78% de los votos, deja muchas ambiciones personales truncadas entre sus propios partidarios y no garantiza la lealtad del zaplanismo que ha aceptado integrarse en la mayoría oficial.
Y es esta situación, precisamente, sobre la cual el zaplanismo ha decidido reubicarse. "Zaplana ya no se siente responsable de lo que ocurra con la nueva dirección de la Comunidad Valenciana", asegura una persona próxima al portavoz del PP en el Congreso, que insiste en que "la unidad no se puede lograr en base a la confrontación". Por contra, varios cargos del PP afines a Camps reconocen que las dificultades orgánicas no han acabado, pero que el hecho de que el presidente de la Generalitat cuente con una dirección de su confianza facilitará mucho las cosas en las próximas semanas.
El nuevo Comité Ejecutivo Regional del PP tiene varias características reseñables. Ningún miembro del Consell ostenta responsabilidades orgánicas ni ha sido distinguido sobre los restantes, lo que impide que puedan proliferar otros liderazgos distintos al de Francisco Camps. Los consejeros Gerardo Camps y Esteban González Pons no estuvieron nunca en las negociaciones del congreso y el
vicepresidente Víctor Campos quedó descolgado justo en el tramo final de las mismas, que llevó en persona Camps. También otros consejeros como Vicente Rambla o Rafael Blasco -que se afilió hace poco al PP tras años de colaboración como independiente- confiaban en ser reconocidos en el comité ejecutivo.
La nueva dirección ha dado entrada a un buen número de parlamentarios autonómicos -el principal talón de Aquiles del presidente Camps-, recompensando especialmente a los diputados que han hecho el tránsito del zaplanismo hacia el campismo o que necesitaban un cierto reconocimiento orgánico para alinearse con el presidente de los populares valencianos, quien se ha marcado como una de sus prioridades lograr la adhesión de un grupo parlamentario que confeccionó Zaplana a su medida.
La composición de las secretarías de área arroja otra clave para entender el porqué de la nueva dirección popular. Camps ha situado en la secretaría de Política Autonómica y Local al alcalde de Crevillent, Augusto César Asencio, que cuenta con una potente palanca para ir desmontando la estructura orgánica del zaplanismo en Alicante. Una labor para la que contará con el apoyo del nuevo secretario de Organización, Enrique Crespo, un hombre que tiene aspiraciones a la presidencia provincial de Valencia pero que, probablemente, está condenado a ejercer de contrapeso de Alfonso Rus, que aspira al cargo con todas sus fuerzas. La secretaria de Comunicación, Sagrario Sánchez, diputada provincial, tendrá entre sus funciones dar la réplica al zaplanista Fernando Giner, presidente de la Diputación de Valencia, en caso de que fuese necesario.
La separación entre la dirección del PP y el Consell, pese a todo, tampoco ha contentado a algunos de los que sí ha entrado en la dirección del partido, porque consideran que su nueva condición orgánica bloquea su carrera en la Administración.
En la confección de la nueva dirección, Camps ha tenido también especial cuidado en nombrar al presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, en el cupo de vocales y no como presidente de la Corporación provincial, lo que le deja a resguardo de una hipotética sentencia que lo inhabilitase como cargo público.
Y, por último, Camps incluye, sin alharacas, y en función de distintos conceptos, a todas aquellas personas que integran su propio think tank particular como Juan Cotino, José María Michavila, Rita Barberá o José Manuel García Margallo.
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