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Columna
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Vías verdes

Lo que más me ha gustado del número actual (noviembre) de la benemérita y a menudo sorprendente revista Paisajes desde el tren -número protagonizado por Andalucía- es el artículo de Alfredo Luque, Vías verdes. Pasaron a mejor vía, que, para quienes estamos hartos del coche, de la velocidad y de la contaminación medioambiental, es de los que levantan el ánimo y dan ganas de apuntarse en seguida. Resulta -y perdonen si ya lo saben- que está arrasando, dentro del turismo verde español, una nueva manera de ver y conocer el paisaje que consiste en acudir a los trazados ferroviarios en desuso, debidamente acondicionados como itinerarios para ciclistas, senderistas e incluso para sillas de rueda, todo ello en el marco del Programa de Vías Verdes coordinado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. El artículo mencionado, que examina el desarrollo de este nuevo turismo en Andalucía, empieza con la evocación de la llamada Vía Verde del Aceite: 55 kilómetros de línea abandonada que transita por los olivares jiennenses entre la capital de la provincia y el río Guadajoz en la linde con la provincia de Córdoba donde, después de tomarse un merecido descanso, conecta con otra ruta, la Vía Verde de la Subbética (o Vía Verde del Aceite II), de idéntica longitud, que termina en Las Navas del Serpillar, al lado de Puente Genil. Se trata del ferrocarril que hasta 1985 servía para el transporte de aceite, y cuya nueva utilización significa, en opinión de Luque, "una de las historias más ingeniosas y ejemplares de reconversión económica y social en la España moderna". En 1993 Andalucía contaba con una sola Vía Verde. Hoy tiene 14 que totalizan 463 kilómetros. Se van a incorporar unos mil más. Jaén, que destaca por el esfuerzo que está invirtiendo en turismo verde, proyecta tres nuevas rutas: Baeza-Utiel, Linares-Vadollano y otra en Sierra de Andújar.

La tendencia se extiende por todo el país. Según Carmen Aycart, directora del programa, "las Vías Verdes nos invitan a vivir la vía", y añaden al placer de establecer un contacto directo con los ferrocarriles abandonados una oportunidad insólita para disfrutar, tranquilamente y sin grandes esfuerzos físicos (los desniveles no suelen superar el 3%), de paisajes casi desconocidos y llenos de sorpresas, además de la emoción de pasar por túneles y viaductos a veces muy largos.

He volado del artículo de Alfredo Luque al sitio web oficial allí señalado: www.viasverdes.com. Es excelente, repleto de información bien seleccionada y estructurada. Y por lo que toca al trayecto jiennense del aceite, que es donde empieza el artículo que vamos comentando, facilita una visita virtual del mismo llena de encanto, con un detallado mapa de la ruta. El sitio señala que Vías Verdes cuenta con el apoyo de Bruselas y que un día no demasiado lejos se podrá incluso entrar en Francia por uno de estos corredores "ecoturísticos" y conocer, lejos de las autopistas y con los pulmones llenos de aire fresco, las maravillas paisajísticas de allende los Pirineos. Entretanto, sin salir de Andalucía, tela hay, y fina, con las atrayentes vías ya puestas en servicio.

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