Violencia
La movida tiene un movimiento interno que nada tiene que ver con las protestas de los vecinos a los que priva del sueño, que es el tema que más se conoce y que sale en los medios. Me refiero, por ejemplo, a que en las diferentes movidas aparecen pandillas de "canis" que rodean de repente a un grupo y les roban las botellas sin que desde fuera se note nada, porque se mueven deprisa y, tal como llegaron, desaparecen; y además porque los jóvenes reunidos se lo suelen tomar con calma y paciencia -¡qué se le va a hacer!- y siguen en lo suyo. Lo curioso es la reacción a un ataque violento de verdad, a una o varias motos que aparecen de pronto y al grito de ¡a por ellos! pasan a toda velocidad repartiendo puñetazos que rompen todo tipo de huesos, sobre todo mandíbulas. He visto a dos en el hospital, con sus amigos alrededor, y se lo toman..., ¿cómo diría yo?, como si les hubiera caído un ladrillo en la cabeza, cosa de mala suerte..., cuando te toca, te tocó. Se supone que la agresividad genera agresividad de vuelta, pero ahora no me cabe duda de que no es así en todos los casos. En los jóvenes que estaban en el hospital no había rastro de ira ni de odio, ni habían pensado en tomarse la justicia por su cuenta; y no era cuestión de pasotismo porque la mayoría llevaba muy bien sus estudios. Quizá sea el futuro que no lo reconocemos, una actitud tan civilizada que nos deja traspuestos. Se merecen que llegue la policía cuando la llaman, aunque lo más urgente es la ambulancia que es lo que llega seguro. La denuncia se lleva a cabo en el hospital sin el menor éxito porque en la oscuridad todos los gatos son pardos y la agresión ocurre tan rápida que sólo perciben al amigo caído al suelo maltrecho y necesitado de ayuda.
En el comportamiento humano, junto a lo innato interviene lo adquirido, la educación y el ambiente. Si hay que educar a los niños en el sosiego y en la paz es fundamental enseñarles a contener sus impulsos agresivos y encauzar esa energía hacia algo constructivo. Sartre decía que la violencia es la urgencia del deseo por encima de todo lo que existe que sólo es resistencia frente a ese deseo. Si se fracasa en el intento y no se obtiene enseguida se puede optar por la violencia, por someterse a la frustración -que puede revolverse en violencia- o por expresarse oralmente. Los jóvenes que conocí en el hospital se sabían expresar.
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