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Reportaje:

Resurrección en el mercado

El negocio del cable comienza a ser rentable, mientras continúa la concentración de los operadores

Patricia Fernández de Lis

El cable ha sido enterrado, varias veces, bajo un montón de siglas: ADSL, PLC, LMDS... Todas estas tecnologías se han considerado, en algún momento, rápidos sustitutos de un negocio demasiado complejo, que requiere grandes inversiones en redes y personal comercial, y que exige también que se establezcan buenas relaciones con los ayuntamientos de las ciudades que hay que levantar para instalar esas redes. El negocio del cable español, por tanto, ha sido dado por muerto en varias ocasiones, aunque los últimos datos disponibles indican que sacan la cabeza.

El cable español tiene una penetración en el mercado que, de hecho, es muy inferior a la media europea: alrededor de un 11%, frente a un 35% o 36% de media. En general, los expertos consideran que una alta penetración del cable es condición sine qua non para el desarrollo de la sociedad de la información. De hecho, en los países donde ésta está muy avanzada -como EE UU, los países escandinavos o el sur de Asia- coincide que hay, también, una gran implantación del cable.

Si la fusión sale adelante,quedarán otros tres operadores regionales: R Cable en Galicia, Telecable en Asturias y Euskaltel en Euskadi
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El mercado español del cable ya supera los 1,7 millones de clientes, aunque su penetración es, según las zonas, muy desigual. Hay lugares donde no está, como algunas zonas de Madrid, y otros, como Asturias, donde ya superan en acceso a Internet al todopoderoso ADSL.

El principal grupo del mercado es Auna, implantada en los mercados de Andalucía, Aragón, Cataluña, Canarias, Madrid y, desde que compró la operadora Tenaria, La Rioja y Navarra. Tiene 815.000 clientes y una red de fibra óptica de 11.000 kilómetros, y facturó 3.857 millones de euros el año pasado.

Ono, por su parte, está presente en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Murcia, Cantabria, Mallorca, Huelva y Cádiz. Con la reciente compra de Retecal, además, ha añadido Castilla y León. Tiene 626.000 clientes y facturó 358,6 millones en 2003.

Los dos grandes operadores han ido devorando compañías regionales, pero ahora la resistencia está en el Norte. Si la fusión entre Auna y Ono sale adelante, en España quedarán otros tres pequeños operadores regionales: R Cable en Galicia, Telecable en Asturias y Euskaltel en Euskadi.

Los tres del Norte

Ninguno de ellos quiere hablar sobre la operación en sí, ni tampoco sobre las consecuencias que puede tener o si pueden ser finalmente absorbidos por la compañía resultante. Pero sí quieren dejar claro que, al margen de la posible creación de un gran operador en el negocio del cable, el modelo de "operadores independientes regionales con una alta penetración en el mercado" -como lo describe Alberto García Erauzkin, consejero director general de Euskaltel- sigue teniendo sentido.

La vasca Euskaltel ha invertido 1.200 millones de euros para el despliegue de 170.000 kilómetros de red. Prevé beneficios de más de 15 millones de euros para 2004, y asegura captar 300 hogares y entre 40 y 60 empresas al día.

La gallega R Cable acumula una inversión de 366,3 millones de euros, tiene 150.000 clientes y podría llegar a tener 300.000 más porque éste es el número de hogares y oficinas gallegas a las que podría dar servicio, a día de hoy. Su director general, Antonio Dopico, asegura que la compañía va a obtener beneficio neto este mes y especialmente fuerte en el mercado empresarial. Dopico destaca el hecho de que R acaba de arrebatar a Telefónica tres grandes clientes empresariales (Xunta, Caixa Nova y Caixa Galicia).

Telecable, mientras, ha sido la primera compañía en batir al ADSL en su demarcación, aunque Euskadi se unirá a ella a final de año. Tiene 198.000 clientes, prevé facturar 64 millones de euros este año y ha invertido en su red 161 millones de euros.

Los datos de inversión son importantes porque suponen una excepción en el panorama de las telecomunicaciones españolas. Y es que el modelo de desregulación de las elegidas por el anterior Gobierno primó la velocidad frente a la paciencia. Es decir, eligió el modelo de acceso indirecto, por el cual los operadores pueden utilizar la red de Telefónica a cambio de un margen en el negocio, frente a la inversión en redes alternativas. La idea era no forzar a l

as compañías a invertir mucho dinero en redes propias e impulsar rápidamente la competencia en el mercado. Sin embargo, "el modelo sólo funciona si hay redes alternativas a la del operador dominante", asegura García Erauzkin. Dopico se queja de que este modelo "penaliza la inversión en redes, que crea empleo y nuevos negocios en la región, frente a la simple inversión en publicidad. La consecuencia es que ningún agente quiere invertir en telecomunicaciones". Los operadores reclaman al Gobierno, así, una vuelta de tuerca a la regulación que prime a quien invierta.

Un técnico en la sala de control de Auna Cable, en Madrid.
Un técnico en la sala de control de Auna Cable, en Madrid.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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