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EL CONGRESO DEL PP VALENCIANO

Rechazo a las enmiendas zaplanistas para suprimir la figura del presidente de honor en un tenso debate

La ponencia de Estatutos y Organización se convirtió ayer en el verdadero campo de batalla entre campistas y zaplanistas. La discusión de tres enmiendas del sector afín a Zaplana acabó por convertirse en una agria polémica en la que no faltaron abucheos y gritos de "tongo, tongo". En estas enmiendas se pedía la supresión de la presidencia de honor del PP valenciano; la prohibición de que entrasen en la dirección regional quienes no militen en la organización valenciana -lo que hubiese dejado fuera a los ex ministros José María Michavila y Federico Trillo- y una modificación para dar a las estructuras comarcales mayor autonomía,

En la primera de las enmiendas, los zaplanistas pedían la supresión de la figura de presidente de honor, que según la redacción de la ponencia sólo es accesible para aquellos que hayan abandonado la actividad política. Una condición que, para los zaplanistas, es una ofensa a Eduardo Zaplana, el ex presidente del partido que llevó a los populares a la presidencia de la Generalitat en 1995 desbancando a los socialistas y que ahora ocupa el puesto de portavoz del PP en el Congreso. La figura de presidente de honor del PP no sólo está regulada a nivel nacional, sino que también se ha introducido en las federaciones autonómicas. Así, en Galicia, Mariano Rajoy es el presidente de honor. Un cargo que en el País Vasco ocupa Jaime Mayor Oreja o que en Madrid está reservado para Pío García Escudero.

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En la votación, los campistas obtuvieron 200 votos frente a 110 de los zaplanistas, que acusaron al presidente de la comisión, el senador Pedro Agramunt, de tongo y pucherazo. Según el sector afín a Zaplana, la votación se hizo a ojo y la mesa se negó a realizar un nuevo recuento. Agramunt indicó que al no lograr ni siquiera el 30% de los 501 compromisarios que componían la comisión la enmienda no reunía los requisitos para que pasase a discusión al plenario del congreso.

La segunda de las enmiendas, visto el clima de enfrentamiento, obligó a ambos sectores a movilizar a sus compromisarios. El temor a que se llegase a discutir en el plenario la enmienda que reclamaba que los que no militen en el PP valenciano no puedan acceder a la dirección regional encendió las alarmas, ya que se corría el riesgo de colocar en posición poco digna a los ex ministros Trillo y Michavila, que militan en Madrid. La votación, nuevamente en un clima de gran tensión, se saldó con 220 en contra de la enmienda, 136 a favor y 2 abstenciones.

Con las propuestas zaplanistas bloqueadas, la propuesta para dotar de mayor poder a las estructuras comarcales fue derrotada por 214 votos en contra y 123 a favor.

Sin embargo, la dura pugna entre campistas y zaplanistas quedó sólo en el ámbito de la comisión, ya que en el plenario el sector afín a Zaplana evitó evidenciar las discrepancias y votó a favor del contenido de la ponencia de Estatutos y Organización.

El redactor de la ponencia de Organización, Alberto Fabra, aseguró que los nuevos estatutos "valencianizan" la estructura del partido con cuatro ejes: el compromiso por las señas, nuevas y más desarrolladas vías de comunicación con los afiliados y con la sociedad, mayor coordinación y unidad de criterio y la creación de órganos que estudien el grado de cumplimiento de los programas electorales. Las señas de identidad, en general, y la lengua en particular -"se va a hacer el reglamento en valenciano, pero el de verdad, del que todos nos sentimos orgullosos", dijo Fabra- fue uno de los temas que surgió en todas y cada una de las intervenciones del congreso. Sin embargo, ni el alcalde de Castellón, José Luis Gimeno; ni la presidenta del congreso, Rita Barberá; ni los ponentes Alberto Fabra y José Manuel García Margallo, ni el secretario general saliente, José Joaquín Ripoll, hablaron en valenciano.

La ponencia política presentada por García Margallo, también obtuvo el apoyo unánime del congreso. Ésta, según dijo, se basa en la "triple lealtad" del PP valenciano a la Comunidad, a España y a Europa y en su intención de no renunciar a la igualdad entre autonomías.

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