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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un guiño refrescante en el Toledo medieval

HOTEL ABAD TOLEDO, detalles contemporáneos en una herrería de 1815 junto a la Puerta de Bisagra

Una propuesta refrescante que se aleja a conciencia de ese mundo simbólico de yelmos y espadas damasquinadas que marca los ambientes del Toledo más turístico.

Situado intramuros de la ciudad histórica, tan sólo a unos pasos de la Puerta de Bisagra, el hotel abrió sus puertas hace poco más de un año, sumando a su privilegiada situación argumentos como un ambiente acogedor y un diseño actual. Estamos en el cogollo imperial de la Puerta del Sol y la mezquita del Cristo de la Luz, a un paso del Zocodover, en plena ascensión del Real del Arrabal, esa concurrida e imprescindible vía de penetración al laberinto toledano, su mayor enemigo y el mejor aliado. Todo huele aquí a historia y piedra.

HOTEL ABAD TOLEDO

Categoría oficial: 3 estrellas. Dirección: Real del Arrabal. Toledo. Teléfono 925 28 35 00. Fax 925 28 35 01. Central de reservas 902 10 38 92 (Rusticae). Web: www.hotelabad.com. Instalaciones: aparcamiento público con monedas en zona azul, sala de convenciones con capacidad para 17 personas, vestíbulo-salón de estar y bar. Habitaciones: 2 individuales, 18 dobles, 1 'suite'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, radio, TV satélite, secador de pelo. Servicios: una habitación adaptada para discapacitados, no admite perros. Precios: temporada alta, 100 euros + 7% IVA; temporada baja, 90 euros + 7% IVA; desayuno, 6 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: Visa.

Arquitectura ... 7

Decoración ... 8

Estado de conservación ... 8

Confortabilidad habitaciones ... 5

Aseos ... 5

Ambiente ... 6

Desayuno ... 1

Atención ... 7

Tranquilidad ... 3

Instalaciones ... 5

La tradición hostelera de los hermanos Losada desacreditaría cualquier intento de modernidad y transgresión en un hotel como el Abad Toledo, encastrado en ese epiplón monumental del bajo vientre urbano sobre el esqueleto de una herrería fundada en 1815. Pero no. Los guiños minimalistas o estructurales del paisaje ornamental son sólo eso, guiños, sin menoscabo del rigor manchego que sustenta su arquitectura: paredes de ladrillo visto, viguería y artesonados de madera, balcones de forja... Nada está fuera de orden ni de lugar, como una bella página de una revista de decoración. Hasta aquí todo bien.

Los sinsentidos ocurren cuando el orfeón de familias con niños, telediarios en su tercera edición y los ruidos nocturnos del barrio desenmascaran la deficiente insonorización del edificio. Los dormitorios, de por sí estrechos, se vuelven incómodos para una estancia prolongada. Incluso vulgares en algunos detalles utilitarios, como el del televisor apoyado sobre la pared, los colgadores adheridos a la puerta o la bañera corta en detrimento de un holgado plato de ducha, que sería lo razonable en esa atmósfera tocada por el diseño y las ganas de agradar.

La vega del Tajo

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En consecuencia, las alcobas traseras son las más solicitadas por quedar indemnes a los ruidos de la calle, pese al sacrificio que se hace de las vistas a la vega baja del Tajo. Mobiliario de geometría pura; tapicerías en tonos caldera, anaranjados y azulones; grifería de firma... Arriba del todo huelgan las más pizpiretas, con sus techos abuhardillados de añil manchego. La número 36, dotada de un altillo accesible a través de una escalera de acero, sirvió de refugio a Icíar Bollaín durante el rodaje de la película Te doy mis ojos. La número 33 es la preferida por la clientela discapacitada, mientras que la suite instalada en el antiguo palomar, a modo de dúplex, resulta ideal para familias con niños.

De cine gore, los desayunos devalúan la pose del hotel, expuestos en formato industrial sobre el mostrador del bar. En régimen estricto de autoservicio.

ALREDEDORES

EL HOTEL carece de restaurante, por lo que la recepcionista sugiere dos locales situados a 10 minutos a pie: La Abadía, en la plaza de San Nicolás, y El Corralito, en el Corral de San Diego. Ambos, à la page con el Abad Toledo, tradición y modernidad en la elaboración del cochifrito.La visita cultural se inicia en la plaza de Zocodover y continúa por la catedral, las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, el museo sefardí, la casa-museo de El Greco, el Alcázar, el monasterio de San Juan de los Reyes y el castillo de San Servando. De compras: damasquinados, forjados y cueros.

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