¡Qué vergüenza!

Soy un español que vive en Inglaterra desde hace algunos años. Además, por mi trabajo he pasado largas temporadas en otros países (Alemania, Francia, Italia, Suiza, Holanda, Bélgica). Hasta ahora podía presumir de ser español, el país de la buena comida, la buena bebida, pero más importante, en los últimos años, el país que más se ha modernizado de Europa, con una juventud muy preparada y muy trabajadora, y como muestra allí estaba yo, un español (de Gran Canaria) con sólo 28 años trabajando con americanos, alemanes, ingleses, como consultor de negocio especializado en finanzas y sistemas y hablándoles en un idioma que no era el mío. Sentía y siento que representaba a esa sociedad moderna de jóvenes que hemos nacido en democracia y nos hemos criado en un ambiente de tolerancia y modernidad, gracias al esfuerzo de muchos.

El miércoles me senté delante del televisor con una alegría inmensa: en Inglaterra, donde todavía es muy difícil ver partidos de cualquier fútbol que no sea inglés, donde se echa tanto de menos cualquier cosa de tu país: iban a poner un partido de la selección española.

Pronto esa alegría se convirtió en vergüenza. Mientras veía cómo España le daba un repaso futbolístico a Inglaterra, podía comprobar cómo el público, y no sólo un pequeño grupo, imitaba el ruido de un gorila cada vez que un jugador negro tocaba la pelota. ¿En qué mentalidad cabe, en qué estaban pensando esa gentuza cuando hacía esos ruidos? Seguramente no conocen el racismo que sufrimos otros en el extranjero representando a su país cuando nos enfrentamos a un funcionario de inmigración en Estados Unidos o Inglaterra. Esa pandilla de ignorantes y cortos de mente ha hecho un flaco favor a nuestro país y a la imagen que muchos llevamos por el mundo.

Me avergüenzo de que digan que son españoles, me avergüenzo de que la prensa española casi ni nombre el incidente cuando fue lo único que se oía en la segunda mitad. Si yo hubiera sido el entrenador inglés o el presidente de la federación, me hubiera llevado a mi equipo del campo y ahora sólo espero que a España la sancionen en competiciones internacionales, a ver si así aprendemos a combatir este tipo de reacciones.

Mala imagen para la promoción de Madrid como ciudad olímpica, mala imagen para España como destino turístico, mala imagen para todos los españoles de bien. Qué vergüenza.