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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Nina Salvatierra

Periodista y una gran mujer.Hace ya más de un mes que murió Nina y me parece mentira. No he podido coger ni lápiz, ni bolígrafo, ni ordenador para escribir estos pocos recuerdos de ella. Nina era una de las personas que yo conozco que más ganas tenía de vivir. Recuerdo sus comentarios cuando iba a trabajar todas las mañanas a TVE, me decía: "Luchy, si vieras los amaneceres de Sevilla, cuando voy de casa al centro, el cielo está rosa, rojo, tiene unas tonalidades que es maravilloso sentirse viva". Todavía recuerdo cuánto disfrutó cuando fuimos a Escocia, con los paisajes inmensos de las Tierras Altas y los tonos grises y negros de su cielo, y me decía: "Tenemos que volver, alquilaremos una casa y exploraremos detenidamente estas tierras".

Era una gran periodista, abrió caminos de libertad en la emisora La voz del Guadalquivir, después Radio Cadena Española. Era sagaz, lista, sabía dónde estaba la noticia, qué era verdad o mentira, podía encontrar una imagen rápida y velozmente porque siempre pasaban todas las cintas por ella y, como tenía una mente prodigiosa, se acordaba en qué corte estaba la imagen que era la noticia, y es curioso porque a ella nunca le gustó la carrera de Periodismo, la estudió porque mi padre, que era un gran periodista, César del Arco, le dijo que la estudiara, porque ella era maestra, por indicación de mi madre, pero a Nina realmente le hubiera gustado ser arqueóloga.

Tenía una enorme pasión por el cine, el teatro, la poesía y, sobre todo, por la lectura. Nadie sabe que escribió junto a Miguel Rellán, uno de los mejores actores que tiene el cine español, una obra de teatro para niños, una de sus grandes preocupaciones, apadrinaba a tantos, ya fuera en África como en la India, y tampoco se sabe del inmenso dolor que sentía cada vez que una mujer era maltratada o asesinada, pero ella era siempre tan callada. Nina era discreta, amable, alguien para hacer confidencias. Era cierto lo que todo el mundo decía: "Nina es una tumba".

Ha sido un año largo y doloroso para ella, su familia y, para muchos de sus amigos. Jamás la oímos quejarse, siempre discreta, siempre diciendo: "Mamá, no te preocupes, me voy a curar". Pero esa maldita enfermedad se la llevó un día de otoño y nos dejó a todos huérfanos de su sensatez, de su amor desmedido, de su generosidad sin límites; en una palabra, nos dejó solos.

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