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Reportaje:HÍPICA

Caballos bajo sospecha

Turrero, veterinario de la federación española: "Se detectan productos dados para otras cosas"Varios casos sonados de dopaje cuestionan el sistema de controles

Caballos bajo sospecha. Cian O'Connor fue una de las grandes sorpresas de los Juegos Olímpicos de Atenas al ganar la prueba individual de saltos, la de mayor peso específico de la hípica. Montando a Waterford Crystal, dio a Irlanda su única medalla. Pero puede perderla. A primeros de octubre, la Federación Ecuestre Internacional (FEI) anunció que había dado positivo en el control antidopaje. El pasado martes, el contraanálisis, en Nueva York, también dio positivo con cantidades "mínimas" de dos tranquilizantes, aunque parte de la muestra B había sido robada del laboratorio de Newmarket (Reino Unido), lo que ha dado aún más tinte rocambolesco al caso, sin variarlo sustancialmente. Dos días después, la federación alemana confirmó también los positivos en los segundos análisis de Goldfever, caballo de Ludger Beerbaum, campeón olímpico por equipos en saltos, y Ringwood Cockatoo, de Bettina Hoy, que ya había perdido sus medallas, la individual y la colectiva en el concurso completo, por un error en su recorrido final de saltos. A ambos se les encontraron restos de analgésicos. Según los veterinarios del equipo alemán, procedían de las pomadas con las que, respectivamente, fueron tratados de una herida y una inflamación articular.

Ha sido una auténtica oleada de casos sonados, pero no los únicos. También en Atenas dio positivo Foxy, del austriaco Harald Riedl, y antes, en la final de la Copa del Mundo, Shutterfly, de Meredith Michaels-Beerbaum, cuñada de la gran estrella Ludger, y que se quedó así sin los Juegos. También se le detectó restos de un tranquilizante. "No me lo explico", dijo, y lo achacó a un error en el control. Es lo que argumentan muchos deportistas al dar positivo. Pero sólo unos pocos han tenido razón.

En la hípica, los caballos nunca tienen la culpa y tampoco se pueden defender. En su mundo deciden también los hombres, pero es muy particular. Se les hacen análisis de sangre -tienen entre 30 y 40 litros- y, sobre todo, de orina, de la que se sacan más datos. Tras sus actuaciones, si llegan a unos boxes limpios, suelen orinar siempre, salvo que estén muy estresados. Entonces se espera una hora. Si no lo hacen, sólo se les analiza la sangre.

Juan Turrero, veterinario de saltos de la Federación Española, empieza aclarando: "Salvo dos o tres, todas las sustancias están prohibidas. La ley en los caballos impide tratar lesiones para mejorar su actuación. Se ha trasladado la norma desde los purasangre. Se hizo para proteger la cría y que los resultados sean limpios, sin química que pueda transmitirse". Y sobre los recientes positivos opina: "Quiero agotar la presunción de inocencia y creo que esta gente lo es porque las nuevas máquinas de los controles son muy precisas y detectan productos que se han dado para otras cosas, no para mejorar el rendimiento de los caballos. Por ejemplo, es posible que tranquilizantes dados para esquilarlos y que se deben eliminar en cuatro o seis días puedan mantenerse dos o tres semanas. Creo que hay que lograr un equilibrio y si se ha dado un producto y se hallan sólo trazas en el examen cuantitativo eso no indica que haya habido dopaje intencionado. El tranquilizante sólo actúa en el momento, con un pico hacia los 20 minutos y con efectos en un par de horas. Pero el problema es que se lo crean los jueces".

En principio, si lo decide la FEI, los oros atenienses de O'Connor y Alemania pasarían a los medallistas de plata, el brasileño Nelson Pessoa Jr. y Estados Unidos. Pessoa, quizá tirando para sus intereses, ha dicho: "En el caso de Beerbaum se puede hablar de tratamiento. En el de O'Connor, al ser sedantes, el caballo es así más fácil de montar..." Turrero, sin embargo, matiza sobre las pomadas: "Hay una máquina de cromatografía muy sensible que podría haber detectado las cremas que ellos dicen haber aplicado. Podrían ser cremas, pero lo dudo". Y no cree que estos casos, detectados con sistemas más modernos, sean la repetición de los de EPO de nueva generación descubiertos al sorprender y cazar a los esquiadores de los Juegos de Invierno de Salt Lake City 2002, con el hispanoalemán Johann Muehlegg, ya retirado definitivamente, a la cabeza. Entonces fueron victorias de la ley, pero siempre se mantiene la sospecha de que la trampa va por delante. En el mundo del caballo también se dice que si alguien quiere doparse lo hace y no se sabe. Turrero, no obstante, cree que la mayoría de los casos de dopaje son casi siempre accidentales. Pero no duda en añadir: "Hay un tranquilizante que se hace artesanalmente y que lleva el mismo producto descubierto a O'Connor....". Con todo ello, aboga por una solución clarificadora: "La Asociación de Jinetes, apoyada por los veterinarios, está luchando para que se autorice una lista de productos. Es el único deporte que lo prohibe todo", dice. Opina que, al ser Alemania, la gran potencia mundial, la implicada ahora, algún cambio habrá. Y concluye: "Es que ahora mismo, al estar prohibido cualquier producto químico, también lo están las vitaminas. Y a los caballos se les da la B 12, por ejemplo, para que resistan mejor. Si quisieran pillarla, lo harían fácilmente, pero no la controlan. Hay en todo ahora bastante estupidez".

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O'Connor y Waterford Crystal, en Atenas.AP

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