Milagro en Soria

El Numancia se llevó la segunda victoria de la temporada en el partido de la forma más inesperada en una noche negra para los dos porteros. El choque era un recital de racanería futbolística, con los dos equipos recelosos de arrimarse al área del rival. El Sevilla se encontró una autopista en la banda derecha y Fernando Sales la aprovechó durante media hora, pero sin apenas golpes transcurrió más de una hora de fútbol, hasta que Juanma, el portero del Numancia le regaló un gol a puertas en el día de su debú, en un despeje absurdo tras una cesión que no entrañaba ninguna complicación.

Máximo Hernández movió casi todas sus líneas y colocó a Merino en el centro del campo. El Sevilla, que apenas había tirado a puerta, que había renunciado a todo, se encerró en su área, y esperó a un rival que hasta entonces no había molestado demasiado. Pero cuando el partido comenzaba a terminarse Osorio aprovechó un mal despeje de puños de Esteban y cabeceó a la red. Caparrós dio un toque de corneta y todo el Sevilla se puso en marcha con baptista a la cabeza. Volvió a aparecer el equipo que muerde en cada jugada, el que hasta ayer estaba en puestos de Champions. El Numancia había dado el resultado por bueno pero en el último minuto del partido Antonio lanzó una falta desde su defensa, Juanlu comenzó a correr, pero no alcanzó el cuero que botando, botando se coló en la porteria de Esteban, superado por no saber a quien atender si a su defensa o al balón. El Sevilla se marchó de vacío y el Numancia se hizo con una victoria que da oxígeno a su nuevo entrenador, Máximo Hernández.