'Jet-lag' y corales en Australia
He aquí el artífice de que muchos padres españoles no se hayan desesperado ante el llanto pertinaz de sus bebés. Hablamos con el autor del celebérrimo manual Duérmete, niño. Acaba de publicar Cuentos para antes de ir a dormir (Planeta). Y entre cuento y cuento, escapadita a Australia.
Un experto en sueño tendrá el antídoto perfecto contra el jet-lag salvaje de un viaje a las antípodas.
Sí, porque además es mucho más difícil de controlar la ruptura del ritmo biológico cuando viajamos hacia el este. Yo soy un jet-lag ambulante y mis herramientas son: rutinas, melatonina y medicación.
Expláyese, que tomo nota.
Bien. Dos días antes de viajar a Australia empecé a acostarme pronto, a las 22.00. Justo al subir al avión, 8.00 hora española, cambié el reloj a la hora australiana: 20.00. A partir de ese momento me adapté al nuevo horario. Cené dos horas más tarde y tomé medicación para dormir seis o siete horas.
Vamos, que va grogui.
Sí, pero el cuerpo tarda dos días en hacerse al nuevo ritmo, así que hay que incidir con la medicación. Llegué despejado a Cairns, donde tenía que dar una conferencia sobre sueño y dolor. Y tuve tiempo de visitar la famosa barrera de coral.
¿Y bien?
Decepcionante. Imagine una excursión en barca con doscientos turistas japoneses. Llegas, ves un trozo de mar vallado y te sientes como en una pecera. Ya sumergido, oyes música y te explican cómo se llama cada coral... Vi un poco y subí a tomar el sol.
De modo que no le gusta el turismo de masas.
No, soy un poco hippy y me va más ir a mi aire, pero en Australia todo está muy organizado. Fíjese que me apunté a una excursión en un trenecito y, como soy tan anárquico, me iba cambiando de sitio hasta que me llamaron la atención. Llegas al destino y te haces la típica foto con el cocodrilo que sale en ese preciso instante del agua. O si no, con un papagayo. Es como un inmenso parque temático.
Yo que usted le echaba alguna flor al país, por si vuelve.
Es un país maravilloso, con una naturaleza espectacular. Tiene esas casas coloristas mezcla de estilos inglés y americano, la población es amable, muy al estilo británico. Y los precios no son excesivos.
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