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Reportaje:

"Eclosión de grupúsculos autónomos"

Los jueces Del Olmo y Garzón intentan explicar en sus autos el origen de los radicales islamistas detenidos en España

"El terrorismo islamista existe en toda Europa, si en España hay muchas más detenciones es porque desde el atentado del 11-M, si el resto de países se ha puesto las pilas, nosotros hemos puesto el turbo". Es la explicación de un dirigente del ministerio del Interior sobre el centenar de personas que la policía ha detenido desde el 11 de marzo por su supuesta relación con el radicalismo violento de origen islamista.

El juez Juan del Olmo, encargado de la investigación de los atentados del 11-M y del suicidio colectivo en Leganés de siete de los supuestos autores de la matanza de Madrid, y el juez Baltasar Garzón, que desde hace años instruye causas relacionadas con el terrorismo islamista y en las dos últimas semanas ha desarticulado dos células cuyo origen fue la cárcel de Topas (Salamanca), intentan explicar en sus autos la estructura y el funcionamiento de estos grupos terroristas.

Del Olmo, en su primer auto tras el atentado del 11 de marzo, se aproximaba así al fenómeno del grupo terrorista que atentó contra los viajeros de los trenes de Madrid: "Nos encontramos ante un tipo de delincuencia que no atiende a los parámetros de organización estructurada y jerárquica, sino que se aprovecha de los elementos de relación interna y de confianza basados en los vínculos de matiz religioso que fijan una estrecha relación entre sus componentes, que puede permanecer larvada el tiempo que se entienda necesario para lograr que las investigaciones judiciales y policiales sean ineficaces".

El juez Baltasar Garzón, en uno de sus últimos autos pertenecientes a la Operación Nova II, que permitió desarticular una célula de terroristas islamistas que había fijado como objetivos de sus ataques diversas estaciones de ferrocarril y un estadio de fútbol, señalaba lo siguiente: "Cuando se trata del denominado terrorismo islamista integrista, el problema es más complejo por cuanto nunca va a existir una organización con una cohesión estricta sino que se tratará de una distribución lineal u horizontal de funciones de los miembros, apenas liderados por el emir del grupo que les otorga una dirección ideológica-religiosa radicalizada e integrista que les dispone incluso para el martirio".

Del Olmo, en su investigación del 11-M, apunta a la delincuencia común como base de una parte de los grupos terroristas que perpetraron el atentado de los trenes: "Se aprovecha de una serie de actividades económicas y actividades delictivas aparentemente de escasa trascendencia para asegurar su actuación delictiva (empresas pertenecientes e integradas en dichas organizaciones, controladas por éstas y que facilitan el acceso a medios de comunicación de difícil control: locutorios, telefonía móvil) y también a un tipo de actividad aparentemente de baja intensidad pero que dificulta considerablemente su persecución (falsificación de documentos de identidad oficiales que facilita el traslado de un lugar a otro de personas pertenecientes a la citada organización)".

La cohesión de los delincuentes convertidos en terroristas se consigue, según el juez Baltasar Garzón, "con el adoctrinamiento inicial, desarrollado a lo largo del tiempo, sobre núcleos de personas que se van abriendo como racimos, en tanto que la acción criminal definitiva no es, para ellos, más que una consecuencia añadida, ya asumida desde el principio como algo santo y purificador".

Y Garzón concluye: "Este tipo de terrorismo está representado por una eclosión de grupúsculos autónomos en los que la referencia a otras organizaciones muy complejas como Al Qaeda es meramente anecdótica".

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