"Los museos de ciencia deben plasmar los nuevos hallazgos"
A unos metros de donde los niños disfrutan pulsando botones y palancas se exhibían estos días dos cadáveres. Estaban en la caseta de una empresa dedicada a exposiciones científicas que tiene en su catálogo cuerpos y órganos reales preservados. Esa caseta era parte de un verdadero zoco de las ciencias, Market Place, instalado en Cosmocaixa, el nuevo Museo de la Ciencia de Barcelona, durante la conferencia anual de ECSITE (siglas inglesas de la Asociación Europea de las Exposiciones Científicas, Técnicas e Industriales) que ha congregado a más de 750 museólogos y expertos en divulgación científica. Market Place era un espacio reservado sólo a los profesionales, pero la posibilidad de adquirir esos restos humanos para exhibiciones o museos invita a reflexionar acerca de hasta dónde se puede llegar a fin de atraer el público a la ciencia.
Jean-François Hebert (París, 1955), presidente de ECSITE y de la Ciudad de las Ciencias y la Industria -La Villette- de París, considera que "uno de nuestros grandes temas de debate es si está todo permitido para difundir el conocimiento científico". "Esos dos cuerpos resultan chocantes, pero a la vez son una lección de anatomía. La discusión muestra la importancia de la reflexión ética en los museos de ciencia", explica.
En todo caso, el ECSITE, con 320 centros miembros, no tiene autoridad para impedir que tal o cual museo exhiba esos cuerpos. "No somos un mecanismo de control. Nuestro objetivo es promover la comprensión pública de la ciencia, no validar lo que hacen los miembros".
En las exposiciones de ciencia, ¿ha de priorizarse la emoción o la razón? "Una de las vías para llevar a la gente hasta la ciencia es pulsar todo lo que la emociona, pero aprender la ciencia no es sólo un maravillarse gratuito, hay que hacer comprender. Cosmocaixa funciona muy bien combinando ambas cosas".
"Proporcionar referentes"
Para Hebert, un centro de ciencia "ha de reconciliar a los visitantes con la ciencia y tiene que proporcionarles referentes para que se sitúen en el mundo contemporáneo". No ha de limitarse, especialmente con los adultos, a brindar una experiencia espectacular de la ciencia, algo que está llevando a convertir museos en parques temáticos, según han denunciado en el encuentro algunos especialistas.
Uno de los retos de los museos de ciencia hoy, subraya Hebert, es estar al día, "plasmar las novedades de la investigación científica, poner el acento en la actualidad". Algo para lo que, opina, hacen falta más recursos, pero también voluntad. "Sería más fácil no participar en el debate de la ciencia, no tocar asuntos como la clonación, pero hay que hacerlo", dice, y señala por ejemplo la exposición que montó La Villette sobre el cannabis.
Decía el sabio chino Tschuang Tsé que era una desgracia que la vida fuera limitada y el conocimiento no tuviera límites. "Ah, pero estamos muy lejos de nuestros límites aún", ríe Hebert. "El bagaje científico de españoles y franceses, por ejemplo, es casi nulo. Hay mucho que hacer".
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