En el filo de un patín
El Club de Hockey Gasteiz pasa por una grave situación económica, mientras el Txuri Urdin sobrevive con mejor suerte
Minoritario, caro y necesitado de infraestructuras muy costosas, el hockey hielo es un deporte minusvalorado por los patrocinadores y, en algunas ocasiones, también por las instituciones. Aún así, a la sombra de los palacios de hielo de San Sebastián y Vitoria, sobreviven dos equipos profesionales que compiten en la máxima categoría nacional: la Superliga.
Sus recursos son tan ajustados que, antes del comienzo de la temporada, el Club de Hielo Gasteiz estuvo a punto de desaparecer a causa de su acuciante situación económica. Sólo la intervención a última hora del Ayuntamiento de Vitoria, con una inyección de 12.000 euros en los activos del conjunto vitoriano, pudo resucitar a un equipo condenado a vivir en precario. "Tenemos asumido que estamos ante un año de transición, sin poder fichar extranjeros y tirando de jóvenes de la cantera. Nuestro objetivo es continuar jugando", reconoce abiertamente Roberto Bengoa, presidente del club.
La afición vasca apenas se acerca a un deporte que paraliza Canadá o EE UU
Mientras, el Txuri Urdin de San Sebastián pasa por una situación ajustada pero sin riesgos de desaparición. "Es difícil mantenerse en el mundo del hockey porque hay que contar con un presupuesto fuerte y las ayudas son pocas. Algún patrocinio privado, las horas gratis de entrenamiento en la pista de hielo y algunas subvenciones de Kirolgi, la Diputación o el Patronato de Deportes de manera puntual. Y así vamos tirando, siempre con buena cara", bromea Juan Zubeldia, presidente del conjunto donostiarra.
Desplazamientos, hoteles, equipajes, utilización de pistas de hielo... Un equipo de hockey necesita al menos 70.000 euros para aguantar la temporada, una cifra ridícula acostumbrados a los guarismos del fútbol pero muy complicada de reunir para los directivos del Txuri Urdin o el Gasteiz, donde cada pequeño problema se magnifica. Por ejemplo, la subida de los precios de las viviendas ha supuesto una traba más para que los vitorianos no cuenten con jugadores extranjeros. "El equipo paga los pisos de los jugadores de fuera y, actualmente, desembolsar 700 euros mensuales para pagar un alquiler es una barbaridad", asegura Bengoa.
Además, la afición vasca apenas se ha acercado a un deporte que paraliza países como Canadá, Estados Unidos o Rusia, donde las cifras de audiencia y los beneficios económicos siempre van aderezados con muchos ceros. "Al ver los partidos de la NHL
[Liga Nacional de Hockey norteamericana] se siente envidia, porque allí se reúnen veinte o treinta mil personas en el pabellón, se paran los partidos según los intereses publicitarios de la televisión... En San Sebastián, con el equipo puntero, nuestra mejor taquilla ha sido de 300 euros, a cinco la entrada, con lo que comparar es imposibles", comenta Zubeldia.
Pese a que la afición no responde mayoritariamente, el club Txuri Urdin es el más laureado de España y cuenta con más de 30 años de historia, mientras que el Gasteiz lleva muchas temporadas entre los primeros puestos de la clasificación nacional. "Incluso nos hace falta más cantera, que los chavales se acerquen a conocer nuestro deporte y que vean que es divertido, rápido, con muchas oportunidades... El hockey engancha desde el primer día", explica Juan Zubeldia. Su ejemplo es lo suficientemente explicativo: hace tres años no sabía nada de hockey hielo hasta que sus nietos comenzaron a jugar. Ahora ocupa la presidencia del Txuri Urdin.
Sin embargo, la cantera vasca del hockey no es amplia, como la del fútbol, el ciclismo o el baloncesto. El Gasteiz cuenta con unos 100 chavales de diversas edades, mientras que las categorías inferiores del Txuri Urdin acogen a 60 jóvenes. "No tenemos suficientes chavales y, a veces, tampoco cuentan con calidad necesaria para jugar en ligas profesionales. Ahora tenemos huecos en el equipo que la cantera no puede llenar", prosigue Zubeldia.
Para explicar esta escasa afluencia de jóvenes, ambos dirigentes señalan un mismo asunto: el uso de las pistas de hielo. "En Vitoria, el Palacio de Hielo se ha quedado encajonado en un barrio, con difícil acceso, pocos aparcamientos y vetusto", señala Bengoa. "En San Sebastián dependemos de la Real Sociedad y de sus partidos, así como del estado de la pista, que está bastante vieja", resume Zubeldia. En la actualidad, Pamplona ha comenzado a construir un palacio de hielo mientras que en Bilbao los planos ya están diseñados. La aparición de estas dos nuevas instalaciones sería un acicate a la práctica de este deporte. "Ahora sólo falta que podamos crear la Federación de Deportes de Hielo en 2005", concluye Zubeldia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.