De una galaxia muy lejana
Hay músicos (de jazz o de lo que sea) y hay Wayne Shorter. Él y su trío de acompañantes venidos de alguna galaxia lejana. Su música no es de este mundo. Todo lo que pueda imaginarse en términos de improvisación, de libertad creativa, de compenetración, lo superan estos cuatro galácticos que, a diferencia de los otros, tienen bien ganada su condición de tales. Su repertorio es un salto sobre el vacío edificado sobre retales de materia musical que cobran forma hasta convertirse en verdaderas catedrales sonoras. El espectador asiste atónico al espectáculo apabullante de la creación sin comprender cómo, del esbozo, se ha llegado al lienzo maestro. Música sin título, sin adjetivos, sofisticada y directa a un tiempo, por sus venas circula lo más noble del arte musical de Schönberg a Miles Davis... nada transcurre según las convenciones del jazz, imposible averiguar quién tira de quién, si es el saxofonista el que ha hecho derivar el discurso sonoro hacia aquel lado o es Patittucci o Danilo Pérez quien ha inducido a los demás a seguirle.
Wayne Shorter Quartet
Antonio Serrano, armónica; José Reinoso, piano; Horacio Fumero, contrabajo; José San Martín, batería; Miguel Poveda, cante. Wayne Shorter, saxos tenor y soprano; Danilo Pérez, piano; John Patittucci, contrabajo; Brian Blade, batería. Centro Cultural de la Villa, Madrid. 6 de noviembre.
El encuentro entre el primus inter pares de los armonicistas de jazz, Antonio Serrano, y el cantaor más cosmopolita del flamenco, Miguel Poveda, hubiera merecido suerte distinta a la del telonero. Aun así, la fusión propuesta entre el tango, el jazz y la copla flamenca caló hondo entre el respetable. Porque no sólo de Lágrimas negras vive el melómano.
Babelia
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