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La era de los mecenas

Quería ser enterrado en la catedral de Barcelona y lo consiguió. El banquero Manuel Girona, una de las figuras más destacadas del siglo XIX en Cataluña, pasó a la posteridad como el fundador del Banco de Barcelona en 1844. Pero su larga vida -nació en Barcelona en 1816 y murió en 1905 con casi 89 años- abraza casi todo el siglo y su obra fue inmensa. Constructor de dos obras fundamentales (el Canal de Urgell y del Ferrocarril de Barcelona a Zaragoza), el hecho que le otorgó más popularidad en la ciudad fue la restauración de la fachada y de dos torres de la catedral barcelonesa, un viejo proyecto del obispado parado por falta de financiación. Girona pagó las obras y el obispado le otorgó el derecho a ser sepultado en el claustro, donde yace.

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