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Comienzan las obras del nuevo túnel de peaje bajo la sierra de Guadarrama

El subterráneo entrará en servicio en 2007

Las obras de un nuevo túnel bajo la sierra de Guadarrama han comenzado. Dará paso a los miles de coches que pasarán por los nuevos carriles de la autopista de peaje AP-6 entre Madrid y Segovia. Castellana de Autopistas, empresa participada propiedad de Iberpistas, del grupo Abertis, ha iniciado los trabajos de movimiento de tierras previos a la perforación del tercer túnel, que entrará en servicio hacia febrero de 2007, cuatro años más tarde de lo previsto.

Aunque las voladuras comenzarán en enero, en la vertiente madrileña se trabaja ya en la zona de emboquillado, a los pies del ascenso al alto del León, muy cerca de la torre de ventilación del túnel en dirección a A Coruña.

El retraso en las obras, según el portavoz de la empresa, José Antonio López Casas, hay que achacarlo a los trámites burocráticos y a que la declaración de impacto ambiental depende de dos administraciones autonómicas, la de Madrid y la de Castilla y León, además de los periodos de exposicion pública y alegaciones.

La galería tendrá una longitud de tres kilómetros, incluidos 300 metros de falso túnel en la boca norte y 50 metros en la sur, para facilitar su integración en el paisaje. La altura será de 5 metros, y la anchura, de 13,66. Incluye la construcción de 14 galerías de seguridad de conexión con los actuales túneles -entre los que discurre-, lo que supone que cada 170 metros, aproximadamente, habrá una intercomunicación para peatones en algunos casos e, incluso, para vehículos en otros.

Adjudicado a la unión temporal de empresas Dragados-Acsa, el nuevo paso a través de la montaña -que tiene un presupuesto de 125 millones de euros, incluida la ampliación al doble de su actual capacidad del área de peaje de San Rafael y una tercera calzada hasta el Valle de los Caídos- se abrirá con el empleo de explosivos, como lo aconseja la abundancia de rocas y la longitud de la galería, según el ingeniero director de la obra, Eduardo Martín. Además, en Segovia será preciso ampliar el viaducto de San Rafael, y en Madrid, construir uno paralelo al de La Jarosa, cuyos pilares más altos alcanzan los 30 metros.

Una vez en servicio, la nueva infraestructura canalizará el tráfico en sentido Madrid, sustituyendo al túnel número 1, el más antiguo, que cumplió su 40º aniversario en 2003, que pasará a tener un carácter reversible, dependiendo de las necesidades de circulación.

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Los técnicos han asegurado que los escombros resultantes del vaciado de la sierra -que los ecologistas han calculado en más de 612.000 metros cúbicos- serán reutilizados totalmente en las obras, como la ampliación de la plataforma de San Rafael y la variante de Guadarrama, entre otras.

A diferencia de los ecologistas, que consideran innecesaria una obra de esta magnitud, aparte de dañina para zonas de importante valor medioambiental, López Casas la estima imprescindible para resolver los problemas de tráfico que se registran en determinados días y horas punta.

El portavoz de la empresa explica que cada carril absorbe un máximo de 2.000 vehículos a la hora, cifra que se reduce a 1.800 en el interior de los túneles.

Aparte del retraso, Castellana de Autopistas ha visto incrementado con creces el presupuesto que manejaba hace cinco años, cuando el entonces Gobierno del PP le renovó la explotación de la AP-6 y le adjudicó las de Ávila y Segovia, AP-51 y AP-61, respectivamente. Incluidas estas grandes obras, la cifra ha pasado de 290 a 425 millones de euros.

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