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Reportaje:FÚTBOL | Cuarta jornada de la Liga de Campeones

La penúltima maravilla de Ronaldinho

El estupendo y decisivo gol al Milan despeja cualquier duda respecto al rendimiento, la competitividad y el liderazgo de la figura del Barça

Que si una inoportuna lesión en el arranque de la temporada, que si el equipo ha mejorado y ya no tiene que erigirse permanentemente en el único recurso ofensivo, que si los rivales ya le han tomado la medida, que si esto, que si lo otro. En resumidas cuentas, llegados al dos de noviembre, ventilados los dos primeros meses de competición, planeaba en el ambiente barcelonista un halo de sospecha respecto al rendimiento de Ronaldinho. "El segundo año es el más difícil", aseguró Johan Cruyff al evaluar el rendimiento del brasileño terminada su primera campaña en España. Ronaldinho sabía que le estaban esperando.

Por culpa de una lesión, desapareció de la escena barcelonista en el inicio de curso por una lesión que se complicó defendiendo a su selección y, al volver, se le vio lo justo. Transcurridos 88 minutos del partido ante el Milan, la cosa iba a peor, porque había estrellado dos faltas contra la barrera, porque se había atascado a menudo entre las tarascadas de Gattuso, Nesta y casi siempre Cafú. Para rematarlo, su rival en la lucha por el Balon de Oro, Schevchenko, que ya marcó en San Siro, había puesto en ventaja a los italianos. Eto'o igualó la contienda, de forma que en el minuto 88, cuando el Barça arremetía una y otra vez sin éxito contra la defensa milanista en busca del triunfo, el chispazo de Ronaldinho no pudo ser más oportuno. Así lo explica Frank Rijkaard. "Ha sido emocionante. Ha sufrido al inicio de la temporada por culpa de una lesión, después ha trabajado para recuperarse y ante el Milan ha demostrado que tiene mentalidad. Esa mentalidad se ha transformado en calidad, en un gran gol".

Durante los últimos días, el entrenador y todos los componentes de la plantilla azulgrana no dejaron por un instante de ensalzar a Ronaldinho, de repetir la cantinela de que, marque o no, juegue mejor o peor, continúa siendo el líder dentro del campo. No ha habido rival del Barcelona que no haya rendido pleitesía al astro brasileño. No digamos ya lo que dijo el técnico del Milan, Carlo Ancelotti, tras el partido en el Camp Nou. "¿Que si Ronaldinho ha roto el partido? No lo ha roto, lo ha ganado", afirmó.

Ronaldinho, como si tal cosa, se niega a arrogarse méritos individuales, insiste en que debe continuar progresando, en que ni durante el partido ni después piensa en el Balón de Oro. "El equipo me necesitaba y yo me quedo con eso. Ha sido un premio para todos", afirmó el purasangre brasileño de 1,82 metros y 76 kilos.

Ayer, sólo unas horas después del golazo que decidió el partido, se entrenó nuevamente con el resto de sus compañeros. A continuación, con la perenne y desbocada sonrisa que le caracteriza, firmó el balón del partido que le tocó en suerte a un afortunado socio del Barça. Y unas horas más tarde participó como actor invitado en el espectáculo con el que el grupo El Tricicle y el diario Sport celebraron conjuntamente sus 25 años de existencia. Carles Sans, miembro del trío de actores, cuenta que Ronaldinho, escéptico respecto a sus aptitudes como actor, sólo les puso como condición que su aparición en escena fuera con un balón en ristre, una forma segura de sentirse a gusto sobre el escenario.

"Me falta algo para ser feliz", reconoció la víspera del duelo ante el Milan. Le delataban gestos impropios del que ha logrado jugar sonriendo: un enfado por la decisión del arbitro ante Osasuna, un pelotazo cuando un jugador del Milan simuló estar lesionado para frenar una contra... Pero llegado el minuto 88 de partido se supo qué añoraba de verdad: sentirse importante. "Hacer feliz a la gente le da energía", reconocía ayer una de las personas que mejor le conoce en Barcelona.

La pasada temporada había acostumbrado a la afición a sus goles, varios en el lanzamiento de faltas, a sus regates inverosímiles, paredes, pases de ciego, sombreros... Pero esta temporada su único sombrero lo realizó ante Osasuna. Y si el regate con el que había levantado pasiones, la elástica, era costumbre el año pasado, éste no lograba pegar la pelota al pie. Hasta el martes, contra el Milan. Fintó el 10, le pegó con la zurda y se volvió loco él, y el barcelonismo. "Lo necesitaba" reconocen sus compañeros. Como ellos, como el Barça, como el 10.

Ronaldinho celebra su gol ante el Milan.
Ronaldinho celebra su gol ante el Milan.VICENS GIMÉNEZ

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