Bush y Kerry luchan voto a voto por los Estados clave de Florida y Ohio
Republicanos y demócratas repiten el resultado de las polémicas elecciones de 2000
Prometía ser una elección de infarto y cumplió. Con una feroz batalla, voto por voto, en Ohio y Florida, el resultado de la contienda entre el presidente republicano, George W. Bush, y su rival demócrata, John Kerry, era a las cinco de esta madrugada incierto. La ventaja inicial que los sondeos a pie de urna concedieron a Kerry fue neutralizada a medida que avanzaba el escrutinio. Cada candidato ganaba donde había ganado su partido hace cuatro años, y todo estaba pendiente del recuento de sufragios en los dos lugares que ya estaban de antemano diseñados como campos de batalla.
El presidente de Estados Unidos, el republicano George Bush, se declaró "sereno y seguro" al depositar su voto en Tejas y, rompiendo una tradición de no intervenir en actos electorales en el día de la elección, hizo una parada en Ohio antes de regresar a Washington para aguardar el resultado electoral. "El mundo está contemplando cómo funciona nuestra gran democracia y no habría nada mejor para el sistema que hubiera un resultado claro durante la noche", aseguró. En Ohio, uno de los Estados clave en estas elecciones, intentaba arañar los últimos votos ante el empate que registraron hasta el último momento los sondeos.
El senador John Kerry, candidato demócrata, votó con el semblante tranquilo en Boston. Su equipo manifestaba una satisfacción creciente a medida que avanzaban las horas, y sus sondeos internos predecían un total de 311 votos electorales -son necesarios 270 para vencer-.
La jornada registró algunos incidentes como el vivido en Filadelfia, donde se detectaron varias máquinas electrónicas en las que constaban 2.000 votos antes de abrirse los colegios. En Florida y Ohio, miles de voluntarios republicanos y demócratas, abogados y algunos observadores internacionales intentaban vigilar los comicios.
"Pase lo que pase esta noche, América será más fuerte, estaremos más unidos y seguiremos adelante", dijo el senador Kerry, de 60 años. Tras cientos de discursos y haber superado los baches en las encuestas que vivió durante agosto, Kerry confiaba anoche en convertirse, después de una jornada seguida con expectación mundial, en el 44º presidente de EE UU.
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