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Universidad

Unos treinta colaboradores honoríficos ofrecen su ayuda altruista en la UPV

Su labor se centra en trabajos complementarios a los realizados por el profesorado

La universidad se ha destacado a lo largo de su historia como una de esas extrañas instituciones que genera un vínculo especial con ella entre quienes de una forma u otra han pasado por sus clases. Cuando lo habitual es que una persona con 65 años dé por concluida su vida laboral en una empresa con mayor sensación de alivio que de otra cosa, en la universidad el número de peticiones de docentes que desean continuar tres o seis años más a pie de aula o en tareas de investigación y docencia como profesor emérito supera el número de concesiones. Tampoco es muy corriente que personas que destacan o que han destacado en distintos ámbitos profesionales dediquen parte de su tiempo y de su esfuerzo a la universidad de manera altruista. Así, por amor a la ciencia, lo hacen en la Universidad del País Vasco (UPV) cerca de una treintena de personas englobadas dentro de la categoría de colaboradores honoríficos.

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Esta figura aparece regulada en los Estatutos de la UPV en 1992 y se mantiene en los nuevos Estatutos aprobados el pasado año y promovidos por el cambio exigido en la Ley Orgánica de Universidades (LOU), norma que también la recoge en su articulado. En todos estos textos legales, se describe al colaborador honorífico como "un profesional con especial cualificación que puede contribuir a la investigación y a la formación de manera complementaria". Uno de los requisitos establecidos es que estas colaboraciones no pueden tener como contrapartida compromisos contractuales o retributivos.

Corresponde a los departamentos, centros o institutos universitarios la solicitud, a petición del interesado, de su inclusión en la categoría, decisión que corresponde al Consejo de Gobierno de la UPV. La única limitación en cuanto a su número es que no puede superar el 10% de la plantilla de los distintos departamentos solicitantes. La concesión de este título es anual y prorrogable. "En principio, no hay límite en su duración y, de hecho, una parte importante de los colaboradores repite varios años", apunta el vicerrector de Profesorado, Juan José Unzilla.

El objetivo no es en ningún caso cubrir con mano de obra gratuita las carencias de personal de las diferentes facultades y escuelas universitarias, tal y como subraya el vicerrector de Profesorado. "Nosotros ya disponemos de los profesores. Lo que recibimos son personas que quieren ayudar", explica.

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Las formas en las que se plasma esta disposición varían en función de las titulaciones y áreas de conocimiento con las que se hallan vinculados estas personas. Las relacionadas con Ciencias de la Salud, en especial con Medicina, son las que agrupan un mayor número de colaboradores. La causa radica en la estrecha vinculación de la formación médica con la práctica en centros hospitalarios. "Son varios los doctores que muestran su disponibilidad para aconsejar o guiar a los alumnos que están realizando sus prácticas", describe el vicerrector de Profesorado.

En el caso de otras carreras, como las de Ciencias, su labor se centra en la organización de seminarios, actividades científicas varias o foros, o en impartir de manera esporádica clases prácticas, tal y como sucede en la Facultad de Derecho. Estos son los tres campos del saber de los que proviene la práctica totalidad de los colaboradores, cuyo número se ha mantenido a lo largo de los años alrededor de la treintena. En 2002 se aprobaron 33 solicitudes; en 2003, 26, y en lo que va de 2004, 23. "La cantidad habitual registrada hasta ahora oscila entre los 20 y los 35", apunta Unzilla.

Las motivaciones que impulsan a estas personas a participar de nuevo en la vida universitaria son dos. Por un lado, la calificación oficial de colaborador honorífico de la UPV la consideran como una buena aportación a su currículum personal y profesional. Por otro lado, les permite mantener un vínculo con una institución en la que, como señala el vicerrector de Profesorado, la mayoría de ellos se ha formado.

Por todo ello, la valoración que para el Rectorado merece la labor que realizan estas personas es muy positiva. "El balance que nos hacen llegar los distintos departamentos es muy satisfactorio porque les permite completar y mejorar la calidad de su trabajo con personas de valía que lo hacen además de forma altruista", resalta Unzilla. El responsable del profesorado de la universidad pública pone de relieve la especial aportación de personas que se encuentran "a pie de obra" en una institución cuya visión puede quedar limitada en exceso por su orientación académica. "Ofrecen un punto de vista más real del mundo de la empresa o de la administración que es difícil conseguir de otra manera", afirma.

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