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Reportaje:

No hay quien eche el lazo al 'Guaje'

David Villa, máximo artillero español, conquista La Romareda con sus goles y su velocidad

Jordi Quixano

No le importaba que fuese su segundo partido con la zamarra del Sporting ni que el equipo estuviera empatando a cero con el Murcia a falta de cinco minutos para el final. "No quiero discutir; este penalti lo tiro yo", exclamó el futbolista con rotundidad. Aunque sólo tenía 20 años, nadie se atrevió a replicarle. David Villa (Tuilla, Asturias, 1981) dio tres pasos hacia atrás, hizo una paradinha y marcó su primer tanto en Segunda División. Era la novena jornada de la temporada 2001-02 y, desde entonces, su nombre ha ido asociado al gol. Aquel curso fue el máximo artillero del equipo, con 19 tantos y en el siguiente anotó otros 20. Unos registros que llamaron la atención del Zaragoza, que el pasado verano desembolsó 2,7 millones más la cesión de Bilic. Únicamente necesitó tres partidos para estrenarse como goleador en la élite -el rival era otra vez el Murcia-, y ganarse al público de La Romareda. No es extraño, por tanto, que además de seguir enchufado con el gol -la pasada temporada marcó 21 y en esta lleva nueve, seis en Liga y tres en la UEFA- la hinchada cante: "Illa, illa, illa, Villa maravilla".

Villa se inició en el Langreo, club en el que ingresó a los diez años y salió a los 18, para fichar por el Sporting. Aunque siempre iba con su padre, minero de profesión, al Carlos Tartiere para ver al Oviedo, Villa no se lo pensó dos veces cuando el Sporting le ofreció jugar en las categorías inferiores. En principio, iba a jugar en los juveniles de la Liga Nacional, pero el técnico, Acebal, tras ver su primer entrenamiento, le llamó por teléfono y le ascendió a la División de Honor. Dos años después, ya estaba en el filial del Sporting, donde se le empezó a conocer como El Guaje, pues además de significar niño en asturiano es como se llama a los ayudantes de los mineros.

El Guaje no sólo mete goles, como delantero que es, sino que trabaja como si fuera un medio. Amante de la velocidad -acaba de sustituir su viejo Golf por un BMW último modelo- no para hasta que el árbitro dice basta. Aunque a veces se le reprocha un cierto egoismo, su técnico Víctor Muñoz le elogia: "Por su inquietante movilidad, por su remate y su inteligencia, es un quebradero de cabeza para la zaga rival". De momento, el trabajo de Villa se está viendo reflejado en los resultados del equipo. El Zaragoza ha completado el mejor arranque liguero de su historia después de ganar los cinco partidos como local y, aparte, con 16 tantos es el conjunto más goleador en casa. No obstante, Víctor no se conforma: "Jugamos bien, pero hay que pulir cosas para conseguir continuidad, sobre todo en campo contrario", señala consciente de que a domicilio sólo han conseguido un gol. Villa asiente y, antes de hablar de sus números, se remite al equipo: "Somos muy ofensivos, generamos muchas ocasiones y los goles dependen del acierto de los delanteros".

No quiere reparar siquiera en sus aciertos desde los 11 metros: ha marcado los diez penaltis que ha tirado con el equipo aragonés. La única vez que erró una pena máxima privó a la selección española sub 21 del último Europeo y de los Juegos de Atenas. Fue ante Suecia en Almendralejo. Villa, sin embargo, no se abatió. De hecho, la única vez que la Romareda le vio cabizbajo fue la temporada pasada, tras marcar cuatro goles al Sevilla: "De no haber perdido la pelota en las dos últimas contras hubiésemos ganado. Es un día muy triste porque acabamos 4-4". El domingo se resarció. Villa le marcó dos tantos al Sevilla y su equipo ganó por 3-0. "Más que con los goles a favor", responde, "me quedo con que no encajamos ninguno. Defendimos bien. No atacamos a lo loco".

Admirador de Quini, Juanele y Luis Enrique, Villa anuncia que no sabe donde está su límite -tiene contrato hasta el 2008-, pero que llegue donde llegue no olvidará sus orígenes. El año pasado, cuando el Zaragoza ganó la Copa ante el Madrid, lo celebró ondeando la bandera asturiana.

Villa celebra un gol con el Zaragoza.
Villa celebra un gol con el Zaragoza.REUTERS

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